Cuando hace calor estamos más cansados, tenemos más sed y aumentan las lipotimias o mareos. ¿Por qué? Porque nuestro cuerpo tiene que trabajar más para mantener una temperatura saludable. Y en los primeros días de calor hay que vigilar más estos síntomas, porque la naturaleza es sabia, pero no rápida, y podemos tardar hasta 15 días en adaptarnos a esta nueva temperatura. Esta semana gran parte de España afrontará temperaturas superiores a los 30 grados centígrados. Son entre 5 y 15ºC más de lo habitual en estas fechas.
De hecho, estos primeros días de calor hay que estar más pendiente que nunca de niños pequeños y ancianos, cuyos organismos se termorregulan peor. Lo advierte Guadalupe Blay, responsable del grupo de trabajo de Endocrinología y Nutrición de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), que explica así el mecanismo de respuesta del cuerpo frente al calor: "Lo primero que hace el organismo es sudar, y expulsar agua para liberar el exceso de calor. Ante una pérdida de agua perderemos mucho líquido con el sudor. Por eso hay que hidratarse bien".
"Cuando hace mucho calor externo se eleva la temperatura del organismo, y éste, que busca el equilibrio térmico, tiende a regularse a sí mismo. Esta función la realiza el hipotálamo, una parte del cerebro", ahonda Blay. Y cuando hay un cambio brusco de temperatura el organismo se pone a trabajar a toda máquina para adaptarse.
"Esta adaptación está descrita en 15 días. Que hace dos semanas hubiera 15 grados y ahora 35, supone un estrés para el organismo", explica Alejandro Blanco, enfermero de urgencias y emergencias del Consejo general de Enfermería. Y se producen varias reacciones en el cuerpo.
Porque el cuerpo empieza a sudar, y perdemos líquido y sales minerales. Pero no los sustituimos inmediatamente, porque la sensación de sed puede tardar unos días. "Al principio nos cuesta adecuarnos al calor, lo mismo que pasa con el frío. Lo que ocurre es que cuando llega el calor de repente no tenemos la sensación de sed aumentada. Por eso recomendamos beber más agua de la que nos pida el cuerpo, o líquidos no dulces, para conseguir termorregularnos", aconseja la doctora Guadalupe Blay. Porque "la sed es un signo tardío. Cuando tienes sed tu cuerpo ya está deshidratado", alerta el enfermero Alejadro Blasco.
Porque ya sabemos que la hidratación es fundamental para evitar un golpe de calor. "Si nos falta hidratación podemos tener un golpe de calor, porque nuestro cuerpo no encuentra manera de termorregularse. Por eso cuando hay indicios de golpe de calor se intenta mojar las muñecas, para que los vasos capilares más expuestos se enfríen y el cuerpo baje su temperatura", recomienda la doctora.
En resumen, que el cuerpo siempre está trabajando para mantener un equilibrio entre la cantidad de calor que produce y la cantidad que pierde. Demasiado calor causa sudor, y cuando el sudor se seca en la piel, la superficie del cuerpo se refresca y la temperatura baja. Así se termorregula. Pero si no tenemos sudor que expulsar porque nos falta líquido, el cuerpo no puede regularse.
Esto produce una hipertermia, que se manifiesta con las siguientes enfermedades, según el Instituto Nacional sobre Envejecimiento de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos:
El enfermero Blanco explica este efecto secundario del calor: "Es un fenónemo curioso: las venas periféricas, las de la piel, se dilatan y se acumula sangre en piel y esto hace que retengamos líquido. Es como que el organismo guarda líquido porque tenemos que sudar, así que podemos deshidratarnos mientras estamos reteniendo líquidos".
En resumen, al cuerpo no le gustan los cambios bruscos. Porque, explica el enfermero, "tenemos que termorregularnos, y para hacerlo por encima de los 30º el cuerpo tiene que trabajar, y en personas con salud comprometida puede acarrear problemas ya que si de normal tienes un problema cardíaco, tu corazón tendrá que trabajar más para adaptarse al calor, o los pulmones...".
Por eso tanto la médico como el enfermero recomiendan hidratar bien a las personas con un sistema regulatorio más precario como personas mayores y niños, intentar que la actividad sea moderada en estos grupos de edad a las horas de más calor, y vigilar síntomas como la desorientación, la fiebre -que se producirá si el cuerpo no está logrando termorregularse bien- o la hinchazón de manos y pies.