A la Macrothele Calpeiana, la quieren echar de casa. La mayor especie de araña europea, que llega a alcanzar los ocho centímetros de diámetro, sobrevive en áreas muy fragmentadas del sur de la península ibérica. A una de ellas, un bosque mediterraneo de 241.000 metros cuadrados, en El Puerto de Santa María, está a pùnto de llegar una carta de desahucio. El ayuntamiento quiere dar luz verde en ese bosque, a la construcción de 1.260 viviendas.
"Está en el libro rojo de la fauna de invertebrados de España, es el único arácnido protegido en la Unión Europea, y vive en este bosque", explica Juan Clavero, de Ecologistas en Acción. "Es algo que en cualquier sitio sería suficiente para no urbanizar. Sin embargo, cuando en una de las alegaciones que hemos hecho señalamos la existencia de esta araña, se rieron. A la entrada de este bosque, si fuera un parque público, como proponemos, el cartel que debería haber sería la foto de esa araña".
Pero en el Rancho Linares, que así se conoce a la zona por un indiano que hizo fortuna en Mexico, y al volver en vez de cortijo decidió llamarle rancho, hay otras muchas cosas que proteger. Más de doscientas especies de plantas, de aves, y hasta una colonia de camaleones.
"Es el bosque con mayor biodiversidad de El Puerto de Santa Maria", apunta, contundente, Clavero. "Esto no se puede destruir. De hecho, no habría que dar ninguna justificación para no destruir un bosque. Nos parece ridículo que tengamos que explicar por qué hay que conservar un bosque".
Y sin embargo hay que hacerlo. Los terrenos ya han sido comprados, el ayuntamiento los considera urbanizables, y sólo falta la licencia de obra.
"Hemos creado un grupo ciudadano, del que ya forman parte más de 350 personas", cuenta Juan Carlos Nava de Salvemos Rancho Linares. "Es muy importante salvar este bosque. Entre esta zona y otras dos se van a crear en el Puerto más de 5000 viviendas. Yo, sinceramente, creo que no hay demanda para esa cantidad de viviendas".
Pero en el rancho hay mucho más. Para empezar la casa de los Linares, el rastro de una aventura mejicana que se derrumba a ojos vistas. También los restos de una conducción de agua que desde la vecina sierra de San Cristobal aprovisionaba de agua las embarcaciones que partían hacia América en el siglo XVIII. Los ecologistas ya tienen preparada una demanda.
"Todo esto se está haciendo sin evaluación ambiental estratégica, que es la causa por la que vamos a recurrir a los tribunales", anuncia Juan Clavero."Primero habría que haber estudiado si son necesarias esas viviendas y después, de ser así, si esta era la zona adecuada".
Nada de eso, dicen, se ha hecho. El bosque, ajeno a la amenaza, florece en este lluvioso otoño. La mandragora y el tomillo alternan con acebuches, jaras y pinos. En algún lugar oculto la Macrothele Calpeiana teje su tela sin saber que, esta vez, ella puede ser la víctima.