Cómo afrontar la pérdida violenta de un hijo: "Hay que crear una vida diferente”
Las personas en esta sociedad no están preparadas para asumir que los hijos mueran antes que los padres. Si a esto, se le suma que el hijo, muchas veces menor, muere de forma violenta a manos de una persona con la que se tiene alguna vinculación personal o familiar, el duelo se recrudece. En la memoria de todos está el caso de Ruth y José, los niños de Córdoba, que su padre asesinó y quemó en una hoguera en 2011. José Bretón fue condenado a 40 años de prisión.
Más reciente es el caso de Gabriel Cruz, el niño de Almería, muerto a manos de la pareja de su padre, Ana Julia Quezada. Lo engañó para llevárselo a una finca familiar apartada. Según la autopsia Gabriel murió estrangulado el mismo día que desapareció en la localidad almeriense de Níjar. Los investigadores determinaron que nada más llegar a la finca, Ana Julia lo golpeó y cuando estaba malherido, le estranguló.
Hoy se ha sabido que un informe de la Guardia Civil sobre este caso apunta la posibilidad de que la asesina confesa de Gabriel, años atrás matara también a su hija pequeña. La niña cayó desde un séptimo piso en Burgos y el juez archivó el caso al dictaminar que fue un accidente.
Y hoy hemos conocido que un padre de 48 años de Castellón ha matado a cuchilladas a sus hijas de dos y seis años antes de tirarse por la ventana. Estaba separándose de la madre. Antes estas terribles circunstancias, la psicóloga Timanfaya Hernández, nos explica que los padres necesitan ayuda para superar el duelo de la pérdida de un hijo. Estas personas tienen que ser capaces de “crear una vida diferente, simplemente volver a su vida como estaba antes no es posible”.
Para estos padres superar las cinco fases del duelo es más complicado. Unos tardan más que otros, señala la psicóloga, que insiste que estas personas “deben crear espacios en los que estén bien con sus nuevas circunstancias: algunos se buscan actividades que hacer, otros buscan compañía de otras personas y otros prefieren estar solos”. Pero lo “importante es conseguir tener una rutina, pasadas todas las fases del duelo donde el sentimiento de dolor es inevitable”.
Las fases del duelo
La Negación: La persona está en estado de shock. Se choca contra la realidad. Quien pierde a un hijo de forma traumática necesita ayuda psicológica para aforntarla, comenta Hernández.
La Rabia: Es una etapa de resentimiento, en la que se busca una responsabilidad
La Negociación: La persona empieza a pensar qué habría pasado si hubiera actuado de otra forma.
La Depresión: Turno de la tristeza y el vacío. La persona vive la realidad sin su ser querido.
La Aceptación, quinta y última fase. La persona aprende a convivir y tratar con el sentimiento de dolor y empieza a hacer pequeñas cosas para construir su rutina.
Para quienes pierden a un hijo de forma traumática, “los sentimientos de indefensión, rabia y culpa de la segunda fase se acentúan”, sostiene la psicóloga que recalca que cada uno necesita un tiempo para superarlo pero que siempre es mejor tener un apoyo profesional.