Tobías, el hijo de Macarena, dio positivo en covid el pasado 17 de enero. Tiene 10 años y se había vacunado el 21 de diciembre. La segunda dosis le tocaba, según el primer protocolo de Sanidad, el 15 de febrero: ocho semanas más tarde del primer pinchazo y cuatro desde la infección por SARS-CoV-2.
Hace una semana, sin embargo, la comisión de Salud Pública del Ministerio de Sanidad amplió los plazos de vacunación para los niños de cinco a 11 años que se hubieran contagiado. Ahora recomienda que hayan pasado al menos ocho semanas desde la infección para poner el segundo pinchazo. Los inmunólogos defienden que los niños que se han infectado muy poco tiempo después de ponerse la primera dosis de la vacuna es como si no se la hubiesen puesto, por lo que es la infección lo que les cuenta como primera inmunización y por eso necesitan una segunda dosis.
La pediatra de Tobías, en cambio, sugiere a los padres que esperen para ponerle la segunda dosis porque los protocolos están cambiando de un día para otro: "Es absurdo inocular la vacuna ocho semanas después. Alguien que ha pasado la enfermedad está protegido por lo menos durante tres meses".
El caso es parecido al de Patricia. También sus tres hijos se contagiaron nada más ponerse la primera dosis. Y también su pediatra le ha dicho que se espere porque es posible que finalmente se decida ampliar todavía más ese plazo del segundo pinchazo hasta los cinco meses. "Yo, desde luego, prefiero retrasar la vacuna a tener que adelantarla, porque si en los adultos que lo han pasado se espera más, no entiendo por qué es diferente para los niños que tienen anticuerpos", asegura Patricia.
"La sensación que tenemos es que nada está claro y que lo que te recomiendan un día, al otro no vale", señala la madre de Tobías. "Lo que no puedo es retrasarlo mucho, porque tenemos un viaje al extranjero y allí te exigen las dos dosis. Al final terminas vacunándote para poder moverte libremente más que por un criterio médico sólido", explica Macarena.
Con todo, la Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda ajustarse todo lo posible, si no hay otras razones clínicas, a los protocolos marcados por Sanidad. "Es verdad que los protocolos cambian, y tiene su lógica, porque vamos teniendo más información y adquiriendo experiencia y eso hace que cambien. Los parámetros con los que nos movemos ahora son inestables y tienen bastante incertidumbre, lo que hace que tengan que ser modificados quizás más frecuentemente de lo que sería deseable", asegura Ángel Hernández Merino, miembro del Comité Asesor de Vacunas de la AEP.
Hernández Merino admite que la mayoría de los niños cuentan con suficientes anticuerpos durante unos meses tras infectarse pero advierte que eso no se puede asegurar en todos. Y añade: "Sabemos que vacunar a un niño que tiene inmunidad para una enfermedad es algo habitual y no constituye ningún riesgo adicional. De modo que creemos que es una práctica segura y que puede hacer que la protección que obtenga la mayoría de los niños sea la mejor posible".
En el resto de la población no pediátrica también la Comisión de Salud Pública recomendó la semana pasada retrasar la dosis de refuerzo hasta los cinco meses para aquellas personas que se hubiesen contagiado después de las dos dosis. Lo hizo después de que inmunólogos de toda España hubiesen desaconsejado ponerse la dosis de refuerzo al mes de contagiarse tal y como señalaba el primer protocolo de Sanidad.
La diferencia es que en los niños estamos hablando de la segunda dosis y en el resto de la población, de la dosis de refuerzo. "La protección completa contra la enfermedad grave se confiere con dos dosis de la vacuna. Yo no soy partidario de separar más la primera dosis de la segunda”, señala el epidemiólogo, pediatra e investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona, Quique Bassat. "Si estuviésemos hablando de dosis de refuerzo no tendría ningún problema en adoptar la misma recomendación que en los adultos, con cinco meses de separación, pero en cuanto a niños, me quedo más tranquilo cuando reciben la segunda dosis a las ocho semanas, que ya es el doble de lo que se había estipulado inicialmente, después de la primera", añade.
La explicación no convence a Luis, padre de dos hijos que se acababan de vacunar cuando se contagiaron de covid. Su idea es dejar pasar el tiempo. "Todavía estamos sumidos en la confusión porque en el tema de inmunidad ya me pierdo. Hasta hace poco no era necesario vacunar a los niños y ahora tenemos hijos con una dosis que se han infectado y que tenemos que vacunarles de prisa y corriendo con la segunda dosis", señala Luis.
La confusión todavía es mayor si tenemos en cuenta que para aquellos niños que se contagiaron antes de la vacuna, el protocolo indica que solo se les administrará una sola dosis a partir de las ocho semanas tras el diagnóstico de la infección. Antes se recomendaba a partir de las cuatro semanas. Según los inmunólogos, los niños que se contagiaron antes de vacunarse, ya han tenido una primera inmunización como consecuencia de la infección, por lo que solo necesitan otra más, con un solo pinchazo de la vacuna.
Actualmente, el 50,4% de los niños entre 11 y cinco años han recibido ya la primera dosis. Las autoridades reconocen que les hubiera gustado que esta campaña de vacunación hubiera sido más rápida, pero es probable que ómicron y la cantidad de niños que se han infectado en esta sexta ola hayan trastocado el calendario que en un principio se planeó para inmunizar a los más pequeños.