Según informa el diario The Sun, el experimento se llevó a cabo bajo la supervisión del profesor Sudha Seshadri de la Universidad de Boston. En él analizaron los datos registrados por los médicos de 2.457 personas a las que se las interrogó sobre sus patrones de sueño. Diez años después 234 de las personas que participaron en el experimento social fueron diagnosticados con demencia.
Los resultados del experimento mostraron grandes relaciones estadísticas entre las personas que dormían más de nueve horas y las personas afectadas con esta enfermedad diez años más tarde, por lo que se concretó entonces, que los jubilados que repiten un patrón de sueño que consiste en dormir más de nueve horas cada noche, tienen el doble de riesgo que el resto de desarrollar la enfermedad del Alzhéimer en los próximos 10 años.
Los resultados de este experimento fueron publicados en la revista Neurology, donde sugieren que los largos periodos de sueño pueden ser un síntoma más de los cambios cerebrales que se producen con la demencia.
Según el profesor Seshadri, dormir demasiado puede provocar otras enfermedades como la depresión. Y reconoce que el objetivo de este experimento es ayudar a conocer lo síntomas tempranos de las enfermedades cerebrales para así actuar en consecuencia. “Reconociendo los signos anteriormente citados se puede proporcionar acceso a los servicios, se puede permitir a las personas obtener las opciones de tratamiento limitadas, y podría ayudar a protegerlos de situaciones potencialmente peligrosas”, explica el médico.
Aún se desconoce cómo el sueño puede afectar al desarrollo de estas enfermedades pero se cree que los largos periodos de sueño pueden ser un “mecanismo compensatorio del cerebro para así eliminar la amiloide extra”. La amiloide es un péptido que se sintetiza a través de la proteína precursora amiloide y está relacionada con la enfermad del Alzhéimer.