La familia de Oscar Saxelby-Lee, un niño de tan solo cinco años, lucha desesperadamente contra el tiempo con el fin de encontrar un donante de médula ósea compatible; una pesadilla que comenzó desde que los médicos, el 28 de diciembre del pasado año, le diagnosticasen de una forma muy agresiva de leucemia después de comprobar que lo que parecía un simple moratón era en realidad un tipo de cáncer raro. Ahora, los médicos han dado un plazo de tres meses para encontrar una médula que le salve la vida.
Devastados nada más conocer la noticia, a los padres del pequeño se les vino el mundo encima. “Sentimos que no podíamos ver la luz del túnel”, describen en declaraciones recogidas por el medio británico The Sun. Sin embargo, fue la propia fortaleza del pequeño y su genuina sonrisa lo que les impulsó a levantarse y luchar, organizando un llamamiento para encontrar donantes compatibles.
“Cuando vimos la sonrisa desvergonzada de Oscar, su valentía y su determinación, nos las arreglamos para sacar fuerzas todos juntos otra vez”, explica Olivia, la madre del pequeño, de 23 años. “Ni una sola vez ha mostrado debilidad o ha dejado de impresionarnos en medio de los momentos más difíciles. Es un auténtico luchador”, asegura, explicando que, desde entonces no han bajado los brazos.
Tanto es así que, a través de un llamamiento incansable, han conseguido congregar a casi 5.000 personas dispuestas a ayudar. Concretamente, alrededor de 4.800 que hicieron cola hasta cinco horas bajo la lluvia con el único objetivo de someterse a las pruebas para determinar si son donantes compatibles para el pequeño; para saber si pueden salvar su vida.
Congregados a las puertas del colegio ‘Pitmaston Primary School’, en Worcester, Reino Unido, una oleada de solidaridad desbordó a la familia, que gracias a toda esta ayuda se aferran todavía más a la esperanza.
“En 20 años nunca he tenido a un niño atravesando una situación como esta”, cuenta la profesora del pequeño, recalcando que todos en la zona se han unido para ayudarle. “Vamos a luchar por esto”, subraya, recordando el duro momento en el que se enteraron en clase de lo que le sucedía al pequeño.
Ahora, entre pruebas de compatibilidad a los posibles donantes, la carrera contra el tiempo continúa, pero, sin duda, tanto Óscar como su familia saben que en su dura lucha nunca estarán solos.
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