No por repetidas las medidas de prevención recomendadas durante todo el tiempo que duró el estado de alarma para prevenir la infección por SARS-CoV-2 son menos importantes: Distanciamiento social, uso de mascarilla e higiene de manos podrían evitar una segunda ola de la pandemia de coronavirus y futuros confinamientos, según un modelo realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
Los hallazgos, publicados en la revista 'Nature Human Behavior', también muestran que, en países que aún no han alcanzado el pico de casos activos, los confinamientos se deben mantener durante al menos 60 días y el desconfinamiento debe ser gradual para reducir el riesgo de segundas olas. Según el modelo, en España, donde "el desconfinamiento fue rápido para la mitad de la población y gradual para el resto", el comportamiento individual será clave para reducir o evitar una segunda ola.
El jefe del programa de clima y salud de ISGlobal, Xavier Rodó, ha explicado que si se logra hacer descender la tasa de transmisión en un 30% mediante el uso de mascarillas, higiene de manos y distanciamiento social, se "reducirá considerablemente la magnitud" de la próxima ola. De hecho, reducir la tasa de transmisión en un 50% "podría evitar la ola por completo", ha añadido Rodó.
Según otra investigación publicada en la revista 'The Lancet', los dos metros de distanciamiento social entre personas es mejor que uno y el uso de mascarilla también debe ser un mecanismo de protección imprescindible. La protección ocular podría aportar, en menor medida, un beneficio adicional.
"Nuestros datos proporcionan la mejor evidencia disponible actualmente sobre el uso óptimo de estas tres intervenciones simples y comunes", señaló Holger Schünemann, investigador de Universidad McMaster en Canadá. Los autores subrayaron en el trabajo, que tuvo en cuenta los resultados de 172 estudios observacionales de 16 países, que ninguna de estas medidas, incluso cuando se usan de forma combinada y adecuadamente, garantiza una protección total frente al virus.
Al analizar la evidencia sobre el impacto de la distancia social en la transmisión del virus, los investigadores comprobaron que mantener al menos un metro de separación con respecto a otras personas reduce significativamente el riesgo de contagio. Sin embargo, esta posibilidad se minimiza mucho más si son al menos dos metros de distancia los que se mantienen. Así, el riesgo de infección pasa de ser de alrededor del 13% si las personas están a menos de un metro, a ser del 2,6% si se respeta esa distancia. Con un metro más de separación, señalan, la protección se multiplica por dos (1,3%) .
El trabajo también revisó los datos disponibles sobre la utilidad de la protección ocular. Según sus análisis, también esta medida - por ejemplo, el uso pantallas o gafas- puede ser una herramienta útil frente al virus (el riesgo de infección pasa del 16% al 5,5%). De cualquier forma, como en el caso de las mascarillas, los investigadores reconocen que, en este terreno, la evidencia que hay hasta el momento es baja, por lo que reclaman nuevas investigaciones al respecto.