El director de un instituto madrileño de Soto del Real se excedió en sus labores de espionaje. Ocultó cámaras en el aseo de los chicos, según ha declarado, para investigar actos vandálicos (pintadas y roturas). Pero un alumno descubrió la indiscreción y su familia lo denunció. Ahora los investigados son él y el técnico de mantenimiento que instaló las cámaras. En los centros educativos solo se permite la instalación de cámaras en los espacios públicos y por motivos de protección de los alumnos. La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid ha abierto un expediente y la Guardia Civil ya visiona las imágenes. Al director se le acusa de un delito contra la intimidad y al tratarse de menores puede estar penado con cuatro años de cárcel.