¿Usas la misma bayeta para varias superficies? ¿Sobrecargas el lavavajillas “para ahorrar agua”? Dejar la casa como los chorros del oro no es tarea fácil, y a veces caemos en malos hábitos que deberíamos evitar si queremos ser efectivos en la limpieza rutinaria. Mira a ver si estás haciendo algunas de estas diez cosas.
En la rutina de limpieza podemos caer en acciones aparentemente correctas que están haciendo que perdamos tiempo y dinero. Bastarán unos ajustes para que, a partir de ahora, la higiene y el buen olor reinen en tu hogar. Esto es lo que estás haciendo mal:
El lavavajillas supone un ahorro de agua y de tiempo si lo haces bien, pero a veces se queda pequeño, y entonces tendemos a apiñarlo todo como podemos sin dejar espacio entre unos platos y otros, con los cubiertos metidos apretujados… De esta manera lo que conseguiremos será lo opuesto, ya que la vajilla no saldrá del todo limpia y nos tocará ponerla de nuevo a lavar o fregarla a mano.
La suciedad del suelo suele ser la más evidente: migas, pelusas, trocitos de papel o pelos que parecen invadir el espacio bajo nuestros pies y que resultan poco higiénicos. Es frecuente que ataquemos primero el suelo cuando nos ponemos con la limpieza de la casa, pero no es lo correcto. Organízate: empieza quitando el polvo y fregando la encimera y después ponte con el suelo, de esta manera si caen pelusas o agua con jabón al suelo los podrás recoger sin repetir la tarea de barrer y fregar.
Olvídate de usar el mismo paño para todo. No te ahorrará ni tiempo ni dinero a la larga y para lo único que servirá será para ensuciar algunas estancias. Usar la misma bayeta para cocina, salón y baño hará que esparzas la mugre y las bacterias de un lado a otro y mezclar unos productos con otros, por lo que la limpieza será de todo menos efectiva. Incluso en el propio baño se recomienda usar diferentes trapos según lo que limpiamos para no andar mareando los gérmenes.
Los estropajos, las escobas, los paños, la fregona… Todo ello requiere de un cuidado para no acumular bacterias y suciedad, y si no prestamos la debida atención al final lo que estaremos haciendo es limpiar con útiles poco higiénicos. Es típico, por ejemplo, pasar por alto la limpieza del cubo de la fregona, que luego utilizamos para limpiar todo el suelo de la casa, lo cual puede hacer que coja mal olor y lo traspase a todas las estancias.
Echar a lavar las toallas sin antes dejarlas secar puede ser un caldo de cultivo para el moho y las bacterias, y lo mismo puede ocurrir si las cuelgas en el toallero húmedas en vez de extenderlas tras la ducha. Cuando las echas en el cesto sin secar, además, la humedad y los gérmenes pasan al resto de las prendas y se dan un festín, además de dar un color amarillento a la ropa blanca…
Es frecuente pasar por alto la limpieza de ciertos rincones de la casa como tiradores, pomos, interruptores o el grifo que, no obstante, es importante limpiar dado que los tocamos casi a diario, como también hacemos con objetos como el mando de la televisión. Pueden acumular suciedad y bacterias, especialmente cuando se trata de un rincón olvidado de la cocina, donde pueden acabar contaminando nuestra comida.
No toda la ropa requiere la misma cantidad de detergente ni el mismo programa de lavado. Por eso es importante leer las instrucciones, para hacer ciertas tareas fundamentales del hogar de forma correcta. Si quieres que tu ropa salga limpita de la lavadora, no malgaste detergente (que además puede estropear algunas prendas si lo echamos en exceso) e infórmate de cuánto es necesario en cada lavado.
Si hay un electrodoméstico que usamos continuamente en las casas ese es el microondas. Calentamos el café, las sobras de comida, infusiones… ¿No te parece que conviene limpiarlo de vez en cuando? El olor muchas veces delata esta necesidad, pero incluso cuando no lo hace las bacterias pueden estar acumulándose en la mugre de tu micro si no lo limpias adecuadamente de manera ocasional.
Las alfombras son unas olvidadas de la casa muchas veces pese a que las pisamos constantemente, muchas veces incluso con los zapatos de la calle o después de haber salido al jardín o al balcón. ¡Mal! Como imaginarás, el polvo y la suciedad se van acumulando en tu alfombra y, a menos que le prestes atención y retires esa porquería de vez en cuando, tendrás un criadero de gérmenes adornando el salón. Aspíralo cada pocos días.
Las prisas y la falta de conocimiento sobre el uso de algunos productos hacen que los echemos directamente sobre las superficies cuando limpiamos la casa sin dejarlos actuar el suficiente tiempo, lo cual quiere decir que en realidad no estamos limpiando como es debido. Antes de nada, lee la etiqueta de cada producto y déjalo actuar antes de retirarlo con una bayeta.