El dibujo de la niña de 14 años prostituida en Madrid que salvó a otras menores

En Madrid, los testimonios de las diez menores liberadas de una red de explotación sexual desvelan una brutalidad extrema. Algunas de estas chicas estaban tuteladas por las autoridades, pero aun así los proxenetas tenían acceso a ellas. Las jóvenes han relatado a los investigadores cómo eran encerradas en sótanos, recibían palizas y cómo fueron drogadas durante meses hasta anular su voluntad y ser ofrecidas a clientes en sesiones de prostitución salvajes.

El periódico de Mediaset NIUS ha accedido al sumario de este caso. Y el relato pone los pelos de punta y lo que más sorprende es el plano de una niña de 14 años que dibujó a la policía. Tenía en la mente el lugar en el que había estado sometida y encerrada hasta que logró escapar y pedir ayuda.

La menor describió al detalle el local en el que fue sometida

"Al entrar hay salón con un sillón grande y otro pequeño, un pasillo con un escalón. Al fondo un espejo, a la derecha la cocina y al lado el diminuto cuarto en el que estuve encerrada durante tres días", dice en relato desgarrador. No le falta detalle. "Tenía una cristalera con marcos blancos y una puerta totalmente opaca".

La adolescente hizo el plano después de haber conseguido escapar y pedir auxilio en un estanco del barrio de Usera de Madrid. La menor llamó por teléfono a su madre para que acudiera a recogerla, según relata Nius. No podía dejar de llorar. Estaba muy asustada. Tenía un desgarro en los genitales y estaba sangrando. Quería que un ginecólogo la viera. Una patrulla de la Policía y una ambulancia del Samur acudieron al lugar. La adolescente relató que había llegado hasta al local acompañada por otra menor, que luego se marchó.

La joven reconoce que no quería regresar al centro de menores Picón del Jarama, una residencia especializada para niños con problemas de conducta y adicciones en la que estaba interna. Y relata como era violada rodeada de drogas.

Los problemas de la adolescente comenzaron cuando empezó a relacionarse con miembros de la banda latina Dominican Don't Play, a la que el joven pertenecía. Habían contactado a través de redes sociales como Instagram y Youtube. Estos hombres llevaban a una decena de menores hasta un poblado chabolista cerca del metro de San Cristóbal, en Villaverde o a narcopisos de Vallecas y Usera.

El plano que describió se corresponde con el de un local habilitado como narcopiso y en el que los cabecillas de la red prostituían a las niñas captadas en los centros de menores. "En el dormitorio un hombre me forzó durante dos días y medio hasta que logré huir". Su testimonio y los detalles aportados a la policía han sido fundamentales para liberar a otras 9 menores detener a los 37 miembros de esta red y liderada por un dominicano conocido como el Kalifa.

Las jóvenes eran captadas a través de las redes sociales por chicos mayores, las enganchaban a la droga y entonces las prostituían. Así funcionaba la red que explotaba sexualmente a menores en Madrid, algunas con apenas 13 años y tuteladas por la Comunidad. El atestado policial recoge los testimonios de varias de estas niñas, testigos protegidos tras ser desmantelada la red a finales de noviembre de 2021. La denominada Operación Sana se saldó con la detención de 37 personas.

La red, que explotaba a diez menores, contaba con un "jefe", conocido como Tavares, que controlaba el poblado chabolista de San Cristóbal (en el distrito madrileño de Villaverde), donde muchas de las menores eran agredidas sexualmente. Bajo sus órdenes estaban varios jóvenes, como el Kalifa, Chuky o el cantante Saymol Flyfy, encargados de captar a los menores a través de redes sociales, donde alardeaban de tener dinero y artículos de lujo.

La investigación del Grupo XXII de la Jefatura Superior de Policía de Madrid se abrió el 15 de abril de 2021, cuando se detectó que una menor de 13 años ejercía la prostitución con la anuencia de su padre, que se lucraba de ello. Esta chica estaba tutelada por la Comunidad de Madrid y el propio centro había denunciado su desaparición. Según explicaron los educadores a los agentes, era habitual que se fugara y ya habían presentado otras denuncias. Cuando desaparecía, solía ir acompañada por su padre, un toxicómano habitual de la zona de Puente de Vallecas que vivía en una casa okupa junto con otros drogodependientes.

Agentes tutores de la Policía Municipal de Madrid ya la habían llevado de vuelta al centro en dos ocasiones anteriores, una vez, según se recoge en el atestado, con un "alto estado de somnolencia, incoherencia y portando una mochila con numerosos preservativos, gel íntimo o lubricantes". Según el testimonio de una educadora del centro, cuando regresaba tas fugarse lo hacía en unas "condiciones de desamparo total, sucia, con aspecto de yonqui y sin apenas fuerzas".

En las analíticas que se le hicieron tras ser encontrada en abril dio positivo en cocaína y cannabis; tenía además una enfermedad de trasmisión sexual. Tras este episodio, una patrulla la localizó de nuevo el 23 de junio en una chabola en la calle San Norberto, en el barrio de San Cristóbal de Villaverde. Según dijo, esperaba a su amigo Kalifa, un dominicano de 22 años que por primera vez aparecía en las investigaciones de los agentes. Estaba "enfadada con su padre" porque la había "ofrecido" a un amigo a cambio de una bolsa de cocaína.

Familiares de la chica manifestaron a la policía que sospechaban que el padre también había abusado sexualmente de ella y que la había "vendido" al Kalifa por dos bolsas de cocaína, algo que el propio joven reconoció. En el poblado era conocida como la "niña pelirroja morita", "enamoradísima" del Kalifa, de acuerdo con testigos entrevistados por la policía, que se enfrentaba a una red compuesta principalmente por ciudadanos dominicanos del entorno de las bandas latinas de Vallecas, Usera y San Cristóbal. Ahora la trama ha sido destapada gracias, entre otros elementos, al dibujo de una niña de 14 años.

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