Los médicos sobre la dexametasona: ya se usaba para tratar la COVID, es eficaz pero no es para todos
Un estudio de la universidad de Oxford ha presentado la dexametasona como el fármaco capaz de salvar un 30% de vidas, y los médicos nos explican por qué
La dexametasona es un corticoide que ayuda a bajar la inflamación que produce la COVID, y ya se usaba en hospitales de todo el mundo
Se recomienda en enfermos con dificultades graves para respirar, y en dosis bajas porque tiene muchos efectos secundarios
La dexametasona es un corticoide, es decir, un antiinflamatorio potente. Como tal, ya se usaba en neumonías bacterianas, o en otro tipo de enfermedades que provocan inflamaciones. No es un fármaco nuevo ni su aplicación en dolencias respiratorias es tampoco novedoso. Pero el estudio de la universidad de Oxford del que todo el mundo habla aporta la evidencia científica a su eficacia que los médicos ya venían detectando en los hospitales: contra la COVID la dexametasona funciona, y muy bien.
Lo corrobora Manuel Landecho, especialista en medicina interna del departamento de COVID-19 de la Clínica Universidad de Navarra, que ha tratado a pacientes graves de coronavirus con un corticoide parecido "porque es lo que usamos para bajar las inflamaciones. El SARS-CoV-2 no es como otros virus, que matan destruyendo órganos, sino que gran parte de la mortalidad del coronavirus es atribuible a la respuesta inflamatoria desordenada que provoca el virus, así que en cuanto empezamos a tener muestras de que el problema era que se producía una reacción inflamatoria del cuerpo empezamos a tratar con corticoides".
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Parte de la mortalidad del SARS-CoV-2 se produce por la inflamación que provoca el virus, y contra las inflamaciones son muy eficaces los corticoides
También lo han comprobado en el hospital de Ourense, donde el intensivista Pablo Vidal comenta que los resultados de usar corticoides en dosis bajas durante tres días hicieron mejorar a los pacientes con peor pronóstico. Los dos médicos nos explican todo lo que hay que saber sobre el fármaco del que todo el mundo habla.
¿Qué es la dexametasona?
La dexametasona es un compuesto de la familia de los corticoides. En España está poco extendida, aquñi se usa más otro fármaco similar que se llama metilprednisolona. Comercial y popularmente se conoce como Urbasón. Las dos, la dexametasona y la metilprednisolona, actúan disminuyendo la producción de las distintas sustancias que generan inflamación en el organismo.
Los corticoides ayudan a mejorar la insuficiencia respiratoria pero son contraproducentes en infecciones víricas porque el cuerpo tarda más en eliminar el virus. Este efecto secundario parece ser beneficioso en el caso de la COVID
Pablo Vidal, médico de la UCI del hospital de Ourense, explica que con los corticoides "siempre hay dudas de cuándo se pueden y deben usar. Se han demostrado muy eficaces en pacientes con insuficiencia respiratoria, pero en enfermedades víricas como una gripe empeoraban el pronóstico, porque hacían que el enfermo tardara más en eliminar el virus de su cuerpo".
Es decir, que los corticoides son inmunosupresores, por eso tarda más en eliminarse el virus. Una circunstancia que puede ayudar en el caso de la COVID-19. "Parece demostrado que la inflamación en pacientes de coronavirus se produce por una reacción exagerada del sistema inmunitario, así que ese efecto secundario de la dexametasona sería incluso beneficioso", explica Vidal.
¿En qué pacientes debe usarse?
Pero, ojo, esto no quiere decir que se deban administrar corticoides en todos los enfermos de COVID. Insisten en ello los dos expertos. "No se puede usar de modo preventivo", advierte Manuel Landecho, internista de la Clínica Universidad de Navarra.
Decidimos administrar corticoides a los pacientes que iban a necesitar ingresar en UCI si no mejoraban, como último paso antes de intubarlos. Y funcionó", relata el experto en medicina interna Manuel Landecho
Explica Landecho con quiénes lo han administrado en su hospital: "Empezamos con los pacientes muy graves y luego, cuando vimos que era eficaz, empezamos a administrarlo en fases más tempranas". Pero con un criterio común: que necesitaran respiración artificial. Y no en todos.
Cuando un paciente tiene insuficiencia respiratoria hay varios niveles de ayuda externa. Aclara Landecho, para que todos lo entendamos, que se le puede administar oxígeno con unos tubos en la nariz, con una mascarilla o, cuando la dificultad para respirar es más grave, con ventilación mecánica mediante intubación (lo que se hace en la UCI). "Al principio decidimos administrar corticoides a los pacientes que iban a necesitar ingresar en UCI si no mejoraba, como último paso antes de intubarlos. Y funcionó", relata el experto en medicina interna. Así que empezaron a adelantar el tratamiento con estos fármacos. Hasta que "en el momento en el que la saturación de oxígeno exigía una cantidad mayor que la que pueden dar las gafas nasales, administrábamos corticoides".
Y, sí, en la Clínica Universidad de Navarra también funcionó. A falta de datos científicos, la experiencia clínica lleva a pensar al departameto de COVID que "los pacientes empezaban a mejorar cuando les administrábamos los corticoides".
¿Qué efectos secundarios tiene?
El principal problema de los corticoides es que tienen unos efectos secundarios que pueden hacer que no compense usarlo en determinados pacientes. Pero por eso hay que elegir bien a los enfermos a los que administrar corticoides, porque éstos producen, en palabras de Manuel Landecho:
- un descontrol de la diabetes. Le pueden inducir diabetes al que no es diabético.
- Son inmunosupresores potentes, es decir que aumentan el riesgo de sufrir otras infecciones porque debilitan el sistema inmunitario.
- Producen osteoporosis.
- En el ojo facilitan la aparición de glaucoma.
Los resultados preliminares del estudio de Oxford -sólo se han publicado las conclusiones en una nota de prensa, y toda la comunidad científica espera ansionsa el estudio completo- apuntan que la aplicación de la dexametasona reduce la muerte de los pacientes graves en un 30%. Así que para los dos expertos el asunto está claro: "Siempre ponemos los tratamientos si los efectos secundarios son menores que el beneficio. Si el beneficio es reducir la mortalidad un 30%, como asegura el estudio de Oxford, entonces las contraindicaciones son muy despreciables", opina Pablo Vidal.
"En la balanza riesgo-beneficio cuando el beneficio es que baje la mortalidad un 30% por supuesto es buena noticia", coincide Landecho. El ensayo clínico de Oxford es el mayor del mundo, con una cohorte de dos mil pacientes a los que se administró dexametasona y cuatro mil pacientes de control. Una amplitud de muestra que permite a estos médicos tener esperanza en que la dexametasona sea, por fin, la clave para reducir la mortalidad del SARS-CoV-2.