Es la imagen de un hombre cazado, con la cabeza hundida mientras la Guardia Civil le retiene con fuerza. Un hombre fuerte que hunde al cabeza ante la presencia de las cámaras, que no puede evitar que su rostro, ahora conocido por toda España sea visto horas después de haber confesado su crimen.
Porque han sido doce horas las que ha tardado Bernardo Montoya, el principal sospechoso del asesinato de Laura Luelmo, en confesar los hechos. Varios agentes le trasladaban desde la comandancia a El Campillo para reconstruir los hechos. Montoya había confesado poco antes que engañó a Laura para llevarla a un callejón solitario del pueblo. El mismo hombre al que ahora su familia repudia y Laura ve cómo sus actos le van a conducir de nuevo a la cárcel.
Bernardo Montoya reconoció tras la presión de las fuerzas de seguridad que en el callejón cogió a Laura, la golpeó, le ató las manos y la metió en el maletero de su coche. También ha confesado que la llevó hasta una zona retirada, que la intentó violar y que, como no pudo, la abandonó allí con vida ese mismo día. La autopsia revela que la víctima murió de un fuerte golpe en la cabeza. Los forenses creen que habría fallecido entre el viernes y el sábado, tras dos días agonizando en un camino apartado.
Aunque inicialmente, Bernardo Montoya no quería declarar, los investigadores han conseguido que confiese que la engañó para violarla. No obstante, los hechos que ha narrado el arrestado no coinciden con lo que ha revelado la autopsia. Montoya dice ahora que engañó a Laura Luelmo, que ella le preguntó por un supermercado y él la dirigió a un callejón sin salida con el objetivo de violarla. Según esta confesión, Montoya golpeó a la chica con el maletero del coche y quedó inconsciente. La metió en el coche, se la llevó a la zona donde la encontraron y allí intentó violarla. Los agentes están convencidos de que Laura no murió donde la hallaron.
El detenido tiene un ampio historial delictivo. Ha estado en la cárcel por matar a una mujer de 82 años en 1995. Pirmero entró en su casa a robar y fue detenido. Mientras esperaba a que se celebrara el juicio, se presentó en su casa y la mató a puñaladas. Según la sentencia, “la acometió con el machete que portaba, asestándole primero una puñalada en la región dorsal y seguidamente, cuando se hallaba en el suelo, otras 6 puñaladas en el cuello”.
Tras cumplir pena de cárcel por este caso, regresaró a prisión por asaltos a mujeres cometidos en 2008 y 2015. Había salido de la cárcel este octubre.