Jordan Marie Holt, de 20 años, llamó a emergencias el pasado 20 de marzo porque su bebé había dejado de respirar. Cuando el equipo sanitario acudió al inmueble, la joven les comentó que era posible que su bebé de ocho meses hubiera ingerido sin querer una pastilla de heroína.
Los médicos intentaron reanimar al pequeño mediante un masaje cardiopulmonar, pero no funcionó, por lo que le administraron naloxona. Esto es una sustancia utilizada para revertir los síntomas de una sobredosis de opiáceos.
Según recoge Metro, gracias a esta segunda técnica el bebé reaccionó y empezó a llorar desconsoladamente. Fue trasladado al centro hospitalario, donde le realizaron unos análisis de sangre. Estos revelaron altas dosis de norfentalino, una sustancia que se crea una vez que el cuerpo procesa y metaboliza el fentanilo.
El fentanilo es una droga sintética diez veces más potente que la heroína y podría haber provocado la muerte del pequeño. Tras recibir los resultados de los análisis, su madre declaró que cualquier rastro de heroína que hubiera en su casa era de su compañera de piso. No obstante, cuando los agentes procedieron a registrar el inmueble, encontraron fentanilo y metadona en su habitación.