Los problemas estomacales de Diana empezaron hace dos años, cuando tenía 33 años. Los dolores de tripa acompañados de episodios de diarrea eran frecuentes, pero ella no se preocupaba. Pensaba que se debía a su mala alimentación y a su trabajo estresante.
Sin embargo, su malestar aumentaba y empezó a faltar al trabajo. “Pensé que como ya no tengo 20 años, no puedo comer lo que quiero sin consecuencias. Creí que esta era mi nueva normalidad”, explica a Daily Mail.
En febrero del año pasado, la mujer notó que había sangre en sus heces e investigó por su cuenta. “Busqué mis síntomas en Google, pero la diarrea es tan común que pensé que quizás era una úlcera, unas hemorroides, una alergia… Pero el cáncer no estaba en mi radar”, declara Zepeda.
Tras esto, evitó comer todos los alimentos que podrían estar causándole el mal, tales como los lácteos y el azúcar, pero sus síntomas empeoraron aún más. Por ello, acudió a la doctora Jessica Korman para que le realizara un análisis, que confirmó que Zepeda tenía E. Coli. Esto es una infección que, según le dijo la doctora, se solucionaría tomando antibióticos durante cinco días.
Por desgracia, la salud de Zepeda no hizo más que empeorar y la doctora le aconsejó que se realizara una colonoscopia. “Tenía miedo y vergüenza. No sabía qué esperar, porque eso no es lo que se supone que tienes que hacer a mi edad. Pero antes de hacérmela me dieron un laxante y tuve una reacción muy fuerte en la que sufrí un dolor abdominal extremo y muchos vómitos. El laxante no me hizo efecto”, cuenta.
Al día siguiente, la mujer se encontraba mejor así que los médicos consiguieron realizarle la colonoscopia. Fue entonces cuando descubrieron que Zepeda tenía un tumor del tamaño de una pelota de tenis. Era tan grande que incluso había bloqueado su trayectoria gastrointestinal, motivo por el cual la noche anterior el laxante no funcionó.
Los especialistas la diagnosticaron con cáncer de colon en etapa cuatro. “Ahora me doy cuenta de lo afortunada que soy de haberme hecho la colonoscopia. Hablo con mi oncólogo todo el tiempo y le pregunto que cómo he podido llegar hasta aquí. Quiero saber cómo lo hice, para evitar hacer o comer lo que haya causado esto. Si hubiera ido al médico seis meses antes, tal vez ahora no estaría en la etapa cuatro y mi historia sería diferente”, explica Zepeda.
Ahora, seis meses después, Zepeda se ha sometido a radiación, quimioterapia y cirugías para eliminar parte de su colon, vesícula biliar, apéndice, ganglios linfáticos y el 75% de su hígado.