Raquel Fernández lleva toda la vida sufriendo la dermatitis atópica. La tenía su padre y la tiene su hijo. Ella la sufre en el cuero cabelludo, la cara, ingles y axilas. “Un día estás genial y otro se te cae la cara. Te produce un picor que te quieres morir y aunque intenta no rascarte al final te levantas la piel y supuras. El pus te puede durar una semana”.
Como Raquel hay un 3% de la población adulta y 20% de los niños en Europa que sufre la dermatitis atópica, el 10% de ellos de forma grave. Es una dolencia que no en pocos casos limita socialmente. Raquel, psicóloga, cuenta que cuando sufre brotes en la cara “se siente incómoda con sus pacientes al notar que la piel se me cae a trozos”.
Una enfermedad que limita las relaciones sociales
Ángel Sánchez, presidente de Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos o Latex (APPNAA), asegura que para las personas con dermatitis “lo importante es la calidad de vida y las emociones” porque “los brotes condicionan la vida de una forma importante”. Hay quien no hace deporte, no se pone determinada ropa o ve limitadas sus relaciones sociales e incluso de pareja. Los pacientes más graves llegan a sufrir depresión.
Si sufren la enfermedad de forma virulenta “no lo cuentas, escondes la enfermedad” y hay que dejar claro que “no eres un apestado”, recalca Raquel. Y es que la dermatitis es una enfermedad inmunoinflamatoria crónica que en la mayoría de los casos viene asociada con otras patologías y alergias a los alimentos, polen, animales o asma. No se sabe su causa, ni tiene cura.
Casi 1.000 euros en gastos médicos anuales
Una persona con dermatitis grave asume un promedio de 927 euros de gastos médicos anuales, según el informe “Picor de por vida-Calidad de vida y costes para las personas con dermatitis atópica grave en Europa”, elaborado por Federación Europea de Asociaciones de Pacientes con Enfermedades Respiratorias y Alérgicas (EFA) que se ha dado a conocer coincidiendo con el Primer Día Europeo de Sensibilización sobre la Dermatitis Atópica que se celebra hoy. A esta cifra hay que sumarle en productos cotidianos especiales como geles de baño de farmacia, cremas y emolientes o ropa únicamente de algodón. Casi 30 euros al mes.
Desde APPNAA señalan la necesidad que tienen estas personas de una asistencia médica interdisciplinar, más investigación y más apoyo económico y social, aspecto este último en el que las asociaciones de pacientes juegan fundamental.