Karen Cannon, de 40 años, sufrió depresión posparto grave después de sufrir varios abortos naturales. Ahora, ha cambiado su vida y está utilizando sus experiencias para apoyar a otras madres.
Karen,que vive en Worcester, Inglaterra, se sentía tan baja que, en ocasiones, era incapaz de afrontar el día y llegó a pensar en abandonar a su marido y sus dos hijas, una de ellas recién nacidas.
En 2013, tuvo un aborto espontáneo con su segundo bebé a las 11 semanas de embarazo y, mientras luchaba contra la depresión, recibió otro golpe cuando quedó embarazada de trillizos un año después, pero perdió a dos de los bebés. Después del nacimiento de su segunda hija, que nació con ictericia y alergia a los lácteos, cayó en la depresión, recoge Daily Mail.
"Me sentí tan sola que incluso soñé con irme, dejándolos a todos y desapareciendo", explica Karen.
Pero con el apoyo de su familia y la ayuda de la hipnoterapia, Karen ha descubierto un equilibrio en su vida que la hace sentir positiva y ahora lo comparte con otras madres a través de Internet.
Madre de dos niñas, trabaja a media jornada para el sitio de madres Netmums, donde brinda apoyo a mujeres en situaciones similares, mostrándoles que los problemas de salud mental no son nada de lo que avergonzarse.
Karen explica que fue la presión de tratar de convertirse en madre por segunda vez, junto con la angustia de perder a un bebé, lo que provocó su depresión. Buscó un tratamiento holístico de fertilidad (hipnoterapia y reflexología) y se alegró al descubrir que estaba embarazada de trillizos, aunque descubrió que a las 12 semanas solo había sobrevivido un bebé.
"Sin embargo, estaba muy agradecida por la pequeña vida que crecía dentro de mí y me enfoqué mucho en eso. También estábamos en proceso de mudarnos de casa, así que me mantenía ocupada". Pero la tensión de mudarse de casa se sumó a un complicado final de embarazo, lo que provocó que Karen terminara dando a luz cinco semanas antes.
El nacimiento prematuro significó que la segunda hija de Karen sufrió ictericia y se vio obligada a permanecer en el hospital mientras su marido cambiaba el domicilio familiar junto con su propio negocio. Karen comenzó a caer de nuevo en un "lugar oscuro" mientras hacía malabarismos con una casa nueva, una niña pequeña y un bebé que estaba constantemente enfermo.
"El período posterior al nacimiento de mi segunda hija es probablemente la peor experiencia que he tenido con la depresión, y también sufrí ansiedad por primera vez también", revela. "Me sentí perdida, atrapada y distante. La sensación de tener fuera de control mi vida fue abrumadora".
Karen comenzó a sentir que estaba perdiendo su identidad, y luchó por adaptarse a cuidar a dos niñas pequeños, una de los cuales sufría intolerancia a la lactosa. "Hubo momentos en los que no quería cuidarme, no tenía ningún deseo de vivir y perdía contacto con quién era como mujer", admite.
"Me costó mucho cuidar de dos niñas y, debido a las alergias de mi hija, abandoné los lácteos para poder amamantarla. Por un lado, me hizo sentir que estaba haciendo algo bueno para ella, pero también me molestaba porque solo yo podía alimentarla”.
"Era una bebé muy dependiente y solo quería estar con mi marido. Pero él tenía que trabajar mucho y yo, junto con cuidar a mi hija de cuatro años, me sentí tan aislada que incluso soñé con irme, dejándolos a todos y desapareciendo", relata.
Sin embargo, con la ayuda de su marido, su madre y una trabajadora social especializada en depresión posparto, Karen luchó. "Mi asistente social fue un apoyo increíble y me remitió al centro infantil local. Tuve un trabajador especialista en depresión posparto que me visitó en casa y me ayudó a analizar cómo me sentía y elaborar un plan para ayudarme a mejorar. Pasó mucho tiempo ayudándome a descubrir mis sentimientos, a comprender por qué los tenía y a poner las cosas en su lugar para ayudarme a manejar esos pensamientos y sentimientos oscuros", apunta.
Además de confiar en su madre para que la ayudara, Karen valora a su marido por su consuelo constante, a pesar de su hostilidad hacia él. "Me ayudó a hacer cosas simples como asegurarse de que comiera, llevarme a tomar aire fresco, darme tiempo sin niñas y planificar cosas para animarme", recuerda.
Una vez que su salud mental comenzó a mejorar, Karen decidió volver al trabajo, y comenzó a trabajar como Trabajadora de Apoyo en el sitio Netmums del foro de padres online. La rutina de estar fuera de la casa, junto con la satisfacción personal de poder aconsejar a otras madres que experimentan sentimientos similares, cambió su vida.
Karen trabaja para Netmums dos días a la semana, monitoreando salud mental y posnatal, así como respondiendo consultas relacionadas con el abuso doméstico. "Aunque no divulgo mis datos personales cuando apoyo a madres, creo firmemente que la adversidad que he vivido en mi propio viaje de crianza me da una perspectiva diferente cuando respondo con consejos y orientación", señala. "A veces puedo ver mis propias experiencias en las historias que nos cuentan en sus hilos y tener la percepción que tengo me permite ponerme en su lugar y reflejarlo en el consejo y la ayuda que brindo”.
Junto con su trabajo, Karen se asegura de que ella y su marido se cogen tiempo de descanso para ellos mismos, hacen pequeños descansos regulares y rompan su rutina diaria.
'No me siento avergonzada ni siento la necesidad de ocultar lo mal que puedo estar, es mi realidad y es una enfermedad como cualquier otra. Me siento orgullosa de lo duro que he trabajado para mejorar y mantenerme en forma. Me siento tan apasionada por ayudar a otras personas que tienen problemas de salud mental y me siento bien acerca de cómo puedo mostrarle al mundo y a mis dos hijas que vivir con problemas de salud mental está bien y no hay nada de lo que avergonzarse ni de impedirte vivir tu vida mejor", concluye.