En el salón de su casa, apartando el sofá y el mueble de la televisión. Así entrena estos días de confinamiento Belén Esterlich, campeona de España de gimnasia aeróbica, oro europeo y plata y bronce en los mundiales. No sabe cuándo podrá revalidar esos puestos porque, por el momento, todas las competiciones han quedado aplazadas por la crisis del coronavirus.
Belén dedica una hora y media al día a entrenar, cuando de normal no bajaría de tres. El resto de su tiempo lo invierte en ver series, estudiar y cocinar. No le queda mucho para acabar la carrera de Ciencias Gatronómicas y utiliza las redes sociales para compartir recetas saludables con sus seguidores.
“Hago preparación física, fuerza y flexibilidad, pero no puedo entrenar mi coreografía”. Este el drama al que se enfrentan muchos deportistas estos días: su deporte no es compatible con las posibilidades de entrenamiento que ofrece una casa. Esto, dice, va a afectar a su forma física en un momento en el que el calendario exigía el más alto rendimiento. “La semana pasada decidimos no volar a un campeonato en Francia y ahora han quedado aplazadas o suspendidas todas las competiciones”. Belén tenía que viajar en los próximos días a Portugal, después competir en Valencia, en el campeonato autonómico; más tarde Japón, el campeonato de España y la cita más importante del año: el mundial de Bakú (Azerbaiyán), para el que todavía no hay fecha.
Cada día, su entrenadora Cristina Pérez le manda a ella y a los 80 gimnastas que entrenan el club Abetmar de Burjassot, en Valencia, un plan de entrenamiento. “Se lo envío por mensaje y luego ellos me mandan algún vídeo”, cuenta Cristina. Sus deportistas y los de otros clubs y disciplinas comparten sus ejercicios en redes sociales con el hashtag #yoentrenoencasa. “Es la forma que tenemos de pasar esto juntos”, dice Belén. Por su parte, Cristina es algo menos optimista: “no me quiero poner en lo peor, pero tengo que tener listo un plan a, b, c y los que hagan falta”, apunta.
Y es que ahora la incógnita es cuándo se van a poder celebrar todas esas competiciones. Cristina, como técnico, confía en que no sea antes de septiembre “por el bien de la gimnasia y los gimnastas”. Además, insiste en la importancia de que los calendarios nacionales e internacionales se coordinen. No obstante, a Belén le gustaría que, si la situación mejora, los campeonatos se disputasen durante el verano porque “es complicado mantener la forma física tantos meses”.
Entrenar sin fechas en el horizonte disminuye la motivación de los gimnastas y resiente la economía de los clubs. Belén confiesa que no lo lleva bien: “aunque Cris me mande los ejercicios, no es lo mismo que entrenar juntas. En casa nadie me dice que siga, que me esfuerce”. Y un gran esfuerzo es precisamente el que van a tener que hacer los clubs para compensar las posibles bajas. Cristina asume que “muchas familias van a dar la temporada por perdida” después de haber invertido ya en viajes o equipamiento.
Mientras, juntas, aunque desde la distancia, ambas insisten en que la salud es ahora la prioridad y hay que quedarse en casa.