María Gombau ha salido la mañana del domingo esposada del hospital del Llíria para ser trasladada a prisión. Mientras espera a que la Guardia Civil abra la puerta del coche mira a su alrededor, aparentemente tranquila.
El juez ordenó el viernes el traslado de la mujer a este centro, al objeto de que médicos especialistas valorasen su estado psiquiátrico y determinaran si se encontraba en condiciones de prestar declaración ante la autoridad judicial.
Poco antes el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 4 de Paterna, en funciones de guardia, se ha trasladado hasta el centro para tomarla declaración, que ha durado apenas 20 minutos. Finalmente, ha decretado su ingreso en la cárcel de Picassent, acusada de dos delitos de asesinato.
Las primeras investigaciones desvelan que María podría haber sufrido un brote psicótico la noche en la que presuntamente mató a sus pequeños, de 3 años y medio y cinco meses. Y lo habría hecho golpeándoles en la cabeza. Así lo reveló la autopsia, que señala que ambos presentaban fracturas y traumatismos en el cráneo.
Sin embargo, su primer interrogatorio ante la Guardia Civil, María aseguró que ella no había matado a los niños, que se los encontró muertos y decidió enterrarlos por miedo a ser señalada como culpable. Posteriormente, diría a los médicos que Dios le ordenó matarlos.
Mientras, su pareja, Gabriel Carvajal ha pasado su primera noche en la misma cárcel en la que ha ingresado María, sometido al protocolo de prevención de suicidios. El sábado compareció ante el juez en los juzgados de Paterna y se acogió a su derecho a no responder a sus preguntas.
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