Chen, apellido de este mujer taiwanesa, trabaja de secretaria y usa el móvil de forma intensiva durante su jornada laboral, pero también casa, según ha publicado IbiTimes. Su hábito era configurar el brillo de la pantalla del teléfono al máximo cuando era de día, pero en la noche se olvidaba cambiarlo, por lo que también veía las películas de esta manera.
En marzo de 2018, Chen notó que sus ojos no estaban bien, pero compró lágrimas artificiales y las usó para calmar la incomodidad, pero unos meses más tarde, estaba peor. Sus ojos amanecieron inyectados de sangre por lo que terminó en urgencias. Allí, tras examinarla, le informaron que tenía más de 500 agujeros en su córnea.
Además, la mujer de 25 años, había perdido el 60% de la visión en un ojo y el 30% en el otro porque la cantidad de lúmenes (intensidad del brillo de la luz que expide la pantalla) le provocó daños severos.
Hong Qiting, profesor de oftalmología de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Pingtung Fuying, explicó que Chen usaba más de 625 lúmenes de brillo, más del doble de los 300 lúmenes recomendados.
"Si una persona usa su teléfono durante más de dos horas con el brillo máximo, tendrá "visión miope, ojos rojos, fatiga ocular, ojo seco severo, sensación de ardor y sensación de cuerpo extraño, y posteriormente podrá sufrir lesiones corneales. Es decir, un brillo demasiado intenso en la pantalla dañará los ojos e provocará cataratas y retinopatía ".
"Los ojos están como dentro de un horno, la conjuntiva blanca se transforma en conjuntivitis roja, traduciéndose en daños epiteliales".
Chen, actualmente se encuentra en tratamiento y mejorará sensiblemente, aunque no podrá recuperar la visión al 100%.