Posible cárcel para un cura y una anciana por celebrar una boda con un multimillonario moribundo
El sacerdote y la mujer querían hacerse con la herencia del fallecido
El hijo del empresario impugnó el enlace y denunció la estafa
La septuagenaria era una 'cazafortunas' con múltiples víctimas
Quisieron aprovecharse del crítico estado un multimillonario de 93 años al borde de la muerte y ahora podrían acabar entre rejas. Un cura italiano y una mujer septuagenaria se enfrentan a 16 meses y 4 años de cárcel, respectivamente, por celebrar un matrimonio con el rico moribundo para así disponer de su cuantiosa herencia.
Franco Pietro, sacerdote de la parroquia de Boccadasse, habría ayudado a Gabriella Radaelli, de 72 años, a casarse con el empresario milanés Carlo Bianchi Albrici. El enlace se celebró cerca de Génova (norte) en 2014, con tan solo dos testigos presentes, el hijo de Radaelli y su pareja, que también podrían afrontar condenas de 16 y 20 meses de prisión.
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Según la prensa italiana, Albrici, un "bon vivant" que tenía un yate en la ribera genovesa y una villa en la idílica ciudad de Camogli, cercana a Génova, murió poco después de la boda, dejando tras de sí una herencia multimillonaria de la que Radaelli era receptora en su testamento.
Fue el hijo del multimillonario el que impugnó el documento y denunció la estafa ante la policía. La prensa local se ha hecho eco de que Radaelli era en realidad una "cazafortunas" en serie que ha tenido múltiples víctimas. Una de ellas fue el cirujano multimillonario que "diseñó" la cadera artificial del difunto papa Juan Pablo II.
El sacerdote, sin embargo, siempre ha defendido que realizó la ceremonia por amor. “Conocía a Carlo Bianchi Albrici y a Gabriella Radaelli, los veía en misa los domingos”, aseguró el cura en su declaración, insistiendo que no puede ‘consentir’ que tal sospecha recaiga sobre su persona. “Percibí que él, a sus 93 años, quería casarse; como sacerdote, tenía interés en casar a los personas que habían convivido juntas durante 30 años, a regularizar una situación de concubinato. Es más, hablé con el anciano y vi que incluso al final de su vida estaba plenamente consciente para casarse. No di importancia a la parte económica, ni tampoco sobre su hijo o cómo conviven”.
Pero la investigación de la oficina del Fiscal reveló que el empresario no estaría tan ‘lúcido’ como podrían hacer creer la novia y el cura, ya que, según los documentos obtenidos, el hombre estaba postrado en una silla de ruedas y habría obtenido un diagnóstico de Alzheimer en 2007, por lo que habría sido incapaz de entender lo que estaba sucediendo.