Si cuando llega el calor te pones manos a la obra, no hay razón alguna para que en invierno olvides los cuidados necesarios para evitar las agresiones cutáneas que producen el frío, el viento o los cambios bruscos de temperatura. Te contamos los productos específicos y rituales necesarios para que el clima invernal no deje huellas en tu rostro.
¿Por qué el clima invernal afecta al bienestar de la piel?
El frío provoca la falta de oxigenación de las células provocando que la piel tenga un aspecto apagado. Es también responsable de que se produzca mayor acumulación de células muertas y como consecuencia de ella sequedad y tirantez en la piel.
Si al frío se añade que las calefacciones y los cambios bruscos de temperatura pueden debilitar los capilares provocando, especialmente en las pieles sensibles, un enrojecimiento cutáneo -cuperosis- que puede derivar en rosácea. Tampoco hay que olvidar que los rayos UVA y UVB te acompañan durante todo el año. Así que con este panorama, lo mejor es entrar en materia.
¿Cómo evitar los estragos invernales?
Hay que grabarse a fuego un mantra: cada día hay que repetir la rutina de limpieza e hidratación. Con la limpieza -diurna y nocturna- arrastras las impurezas de la piel, aunque también es conveniente exfoliarla al menos una vez por semana para eliminar células muertas y realizar una limpieza más profunda cada seis meses. De este modo preparas la piel para que los posteriores tratamientos sean más efectivos y evitas la aparición de dermatitis.
En cuanto a la hidratación, es fundamental para proteger la piel tanto de las agresiones tanto externas como de las que producen las calefacciones, así como de los cambios bruscos de temperatura que provocan estrés cutáneo: dilatación y contracción de los capilares que se manifiestan en el enrojecimiento de la piel.
Protección solar obligatoria aunque el sol no se asome
Aunque creas que sólo te quemas cuando el sol aprieta, debes tener en cuenta que los rayos UVA son constantes a lo largo del año, aunque no veas el sol por ninguna parte, así que no te libras de usar protección solar ni en el más crudo, lluvioso o nublado día de invierno.
Mucho menos puedes prescindir de una crema con filtro solar si realizas deportes en la nieve ya que, aunque no te des cuenta, tu piel se estará quemando no solo por el frío sino también porque la nieve refleja el 80% de las radiaciones ultravioletas.
Un extra de oxígeno y vitaminas para una piel radiante
Para recuperar la luminosidad del rostro apuesta por la cosmética oxigenante que actúa a dos niveles: por un lado purifica y descongestiona la piel ayudando a la respiración cutánea y por otro hidrata en profundidad.
Para la noche elige cremas con alto contenido de ácido hialurónico, que no sólo actúa a nivel de arrugas sino que ayuda a recuperar la barrera lipídica, de vitamina C que reafirma las paredes de los capilares evitando su ruptura y de vitamina E que protege a la piel de los radicales libres, ayuda a la formación de colágeno y es uno de los mejores antioxidantes.