Cueva de Mendukilo: pastores, un oso inexistente y la oscuridad total bajo la Sierra de Aralar
La gruta, en el concejo navarro de Astitz, consta de cinco impactantes galerías que nos sumergen a 90 metros de profundidad
A 40 metros de profundidad, con toda la sierra navarra de Aralar sobre nuestras cabezas, Amaya –nuestra guía- nos ruega que guardemos silencio y anuncia que va a apagar los focos. La cueva de Mendukilo, en el valle de Larraun, queda sumida en una oscuridad absoluta.
Nos sumergimos en un negro total, el vantablack de la naturaleza. Sólo escuchamos el eco de nuestra respiración y el goteo del agua que durante millones de años ha esculpido las estalactitas, estalagmitas, banderolas y gours que nos rodean.
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Sin referencias visuales, sumidos en un inquietante vacío, flotamos en la oscuridad durante un minuto que se hace eterno y puede resultar angustioso; conviene controlar la respiración. Hace frío -8 grados- y la humedad relativa roza el 100%.
Los focos se encienden y parecemos regresar de un viaje interior que nos hubiera transportado a lo más profundo de nosotros mismos.
La morada del dragón
La luz nos devuelve la majestuosidad de la galería conocida como ‘La morada del dragón’ (Herensugearen Gotorlekua), bautizada así por sus caprichosas formaciones geológicas. Es una enorme catedral de 60 metros de largo por 20 de alto, habitada por troglobios y quirópteros.
Hasta allí hemos llegado tras recorrer 270 metros de galerías por el subsuelo del macizo kárstico de Aralar, una mole que hace 120 millones de años fue un espacio marino, como evidencian los fósiles de conchas y corales que pueden hallarse entre los robles, hayas, avellano y tejos que marcan el entorno actual, declarado Lugar de Interés Comunitario (LIC).
Refugio de pastores
La cueva de Medukilo (cuya traducción sería ‘establo de montaña’) ubicada en el concejo de Astitz, se abrió al público el 22 de julio de 2005. Hasta entonces, fue refugio de pastores, que aprovechaban la gran entrada de la galería como cobijo para ovejas, vacas o caballos.
La tradición oral sostenía que miles de años antes fue también morada de osos, que –más atrevidos o temerarios- se adentraron un poco más en la gruta. Se basaban en restos óseos hallados en una de las galerías que inicialmente se identificaron como un cráneo de oso cavernario. Aunque estudios más recientes han desmentido esa hipótesis.
Hasta 1967 no existía una cartografía de la cueva, cuyos límites se precisaron mejor en 1976, gracias a Carlos Acaz.
Hoy, una iluminación dinámica y un sistema de pasarelas permite visitar tres de las cinco salas de la cueva en una fascinante experiencia de 60 minutos.
Salvo por la temperatura constante –fresca- y la alta humedad, no se requiere ninguna preparación ni material específico (evitar zapatos de tacón) para la visita, muy recomendable también para familias con niños que no teman a la oscuridad, por supuesto.
Tres salas
El pórtico de entrada a la cueva es el ‘Refugio de pastores’ (Artzainzulo), la única estancia con luz natural. Se trata de una enorme oquedad en pronunciado descenso, donde no cuesta imaginar a pastores y ganado compartiendo el calor de la lumbre.
El descenso nos conduce hasta la ‘Ventana de gentiles’ (Jentileio) que desemboca en la ‘Osera’ (Hartz Zuloa) y la Sala de los Lagos (Laminosin). Estamos ya a 28 metros de profundidad. Si seguimos descendiendo, alcanzamos la ya mencionada ‘Morada del dragón’.
Para los más aventureros
La visita para el público en general acaba ahí. Pero todavía hay dos galerías más profundas, que pueden visitar los más intrépidos, en una aventura subterránea de 3 horas. Son ‘La galería del guerrero’ y ‘El refugio de los intxixus’, que descienden hasta los 90 metros de profundidad y requieren material de espeleología y cierta preparación física.
Cueva de Mendukilo
Consejo de Astitz (Navarra)
Entrada: 8 euros adultos, 6 euros niños
Reservas 948 396095