Cuándo podremos ir sin mascarilla por la calle y en qué situaciones habrá que usarlas
Expertos consultados consideran que la mascarilla podría relajarse en exteriores después del verano, pero su uso seguirá siendo necesario en interiores, así como en hospitales y transportes
Para dejarla atrás, será necesario alcanzar primero la inmunidad de rebaño y tener bajos niveles de transmisión del virus
Los CDC de EE.UU. recomendaron esta semana que los vacunados no lleven la mascarilla en interiores, una medida aún lejana para España
¿Cuándo podremos volver a vivir sin mascarillas? La pregunta llega con fuerza de cara al verano, tras más de un año de pandemia y con la inmunidad de rebaño a la vista. Dejar la mascarilla supondría llegar al futuro después del coronavirus, pasar por fin la página: ningún objeto resume tanto esta época. Sin embargo, ir demasiado rápido podría ser un problema, según expertos. La posibilidad de que la mascarilla haya llegado para quedarse, al menos en situaciones precisas, tampoco está excluida.
Si el debate sobre el final del estado de alarma dominó la agenda esta semana en España, el futuro de las mascarillas empezó a abrirse paso como un asunto clave en la posible recta final de la pandemia. El miércoles, el presidente Alberto Núñez Feijóo avanzó la posibilidad de que los ciudadanos volvieran a "verse la cara en verano" al retirar la obligación de la mascarilla en exteriores, siempre que no haya retrocesos en la incidencia y el 70% de la población esté inmunizada en poco más de tres meses.
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El presidente gallego abrió el debate al señalar que, en la línea de otros países, la mascarilla debería mantenerse "todo el año" en interiores, pero podría eliminarse en exteriores una vez alcanzada la inmunidad de rebaño. Fue más cauto el presidente andaluz, Juanma Moreno, que ve "prudente" mantenerlas al menos hasta superar un porcentaje que asciende al 80%. "Iría pasito a pasito", ha señalado.
Fernando Simón, en tanto, ha estimado que dejar la mascarilla sería dar "un paso atrás" sin un 70% de la población española vacunada. "La inmunidad de rebaño la conseguiremos, si mantenemos el uso de mascarillas, bastante antes de lo que pensamos, pero será de forma inestable. Dejar la mascarilla supondrá dar un paso atrás hasta que no tengamos al menos más de un 70% población vacunada. Pero no estamos tan lejos", ha afirmado.
Daniel López Acuña, exdirectivo de la OMS: dejaríamos la mascarilla "como pronto en septiembre", pero seguiría en hospitales y transportes
En esa medida, las mascarillas desaparecerían en exteriores si la inmunidad de rebaño es alcanzada, pero seguirán en interiores y, según lo que propone el Gobierno, el próximo curso en los colegios. ¿Cuándo iremos entonces por la calle sin mascarilla? "Como pronto en septiembre", dice Daniel López Acuña, exdirectivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que cree que el debate es aún "prematuro" con solo un 15% de la población con pauta completa.
López Acuña, que estima que puede ser "irresponsable" terminar antes de tiempo con la mascarilla, considera que solo con una incidencia acumulada a 14 días menor a 25 casos por 100.000 habitantes, además del 70% de la población vacunada, será posible empezar a hablar de relajar su uso en exteriores. "Entendamos con claridad que haber sido vacunado no significa poder descontinuar las medidas de protección que no son solo individuales, sino colectivas", explica.
Pero de no ser necesaria en exteriores, ¿dónde sí lo sería? El experto en salud apunta a hospitales, transporte público y residencias geriátricas, entre otros, como lugares donde la mascarilla desaparecería.
El anuncio de los CDC de EE.UU.: los vacunados pueden ir sin mascarilla también en interiores
En Estados Unidos, donde más del 30% de la población ya tiene la pauta completa, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han ido más allá al recomendar que los vacunados puedan ir sin mascarilla en interiores, si bien el transporte y los hospitales son excepciones. "Cualquier persona que esté completamente vacunada puede participar en actividades en el interior y al aire libre, personas adultas o niños, sin usar una mascarilla o practicar distanciamiento físico", declaró Rochelle Walensky, la directora de los CDC.
El presidente Joe Biden calificó el anuncio como "un hito" y "un gran día para el país", a la vez que pareció dirigirse a quienes no quieren vacunarse, que suponen un número significativo. "La regla es muy simple: vacúnese o use una mascarilla hasta que lo haga. La elección es suya", expresó el mandatario.
El final de la mascarilla como incentivo para la vacunación explicaría en parte una medida apresurada, a juicio de Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI). "En Estados Unidos están con alrededor del 50% de la población vacunada [con una sola dosis], todavía no han llegado al 70%. Es muy difícil ir por la calle y saber quién está vacunado y quién no", dice.
En España, donde la pauta completa aún no llega al 20% de la población, una medida similar es impensable por el momento. "A día de hoy no estamos para hacerlo en sitios abiertos y con masificación de gente y tampoco en sitios cerrados, con mala ventilación, con o sin distancia de seguridad", considera el también jefe del servicio de Inmunología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander.
Como mucho, opina López Hoyos, lo que podría ocurrir si al final del verano hay suficiente porcentaje de inmunizados es ir dejando la mascarilla en sitios abiertos, ventilados y con distancia.
¿Y si las mascarillas llegaron para quedarse definitivamente en ciertas situaciones?
La posibilidad de que las las mascarillas hayan llegado para quedarse fue evocada esta semana por Verónica Casado, la consejera de Sanidad de Castilla y León, que recordó la reducción de algunas patologías respiratorias o infecciones gastrointestinales gracias al uso de la protección.
"Probablemente no sea el uso que estamos haciendo ahora en medio de una pandemia pero a lo mejor aprendemos lo que hacen en otras culturas como la japonesa o la coreana, donde se utiliza mucho en determinadas estaciones o momentos", señaló Casado, en la misma línea de su homólogo de Extremadura, José María Vergeles, para quien "no estaría mal que en determinadas épocas del año" la mascarilla fuera utilizada.
"Yo no digo que las tengamos durante todo el año pero a lo mejor en determinadas circunstancias es una medida de protección no farmacológica que ha venido para quedarse", dijo Vergeles.
Coincide con ellos López Acuña, para quien no hay dudas de los beneficios colaterales que trajo el uso generalizado de la mascarilla. "Deberemos además contemplar su uso en temporadas invernales de gripe estacional. Gracias a su uso extendido este pasado invierno hemos tenido mucho menos incidencia de gripe estacional", concluye el experto.