"Se da más de lo que la gente puede pensar, estas imágenes que han salido a la luz pueden hacer tomar conciencia de un drama social que se da más en los domicilios particulares que en las propias residencias", explica Jorge Cubillana, responsable del Programa de Personas Mayores de Cruz Roja Española, que no quiere calificar las imágenes "porque contestaría con las tripas en vez de con la cabeza".
Cubillana sabe de lo que habla porque dedica gran parte de sus esfuerzos a evitar que estas situaciones ocurran y que la sociedad ponga el foco en la violencia que se comete contra los mayores, "que han vivido unas vidas duras y que ahora reciben como pago golpes y abandono".
Abandonos que se van a volver a producir en Semana Santa. La sociedad ha tomado conciencia afortunadamente del abandono de animales bajo el lema ellos no lo harían, pero parece mirar para otro lado ante la crueldad con la que muchos tratan a sus mayores. "Se volverán a dejar esta Semana Santa ancianos tirados en los hospitales", confirma Cubillana, que ya lo considera una práctica de muchos antes de irse de vacaciones.
"Hija de p***, como te muevas te arranco la cabeza, ¿eh? Que estoy muy loca". Es una de las frases que más se ha escuchado hoy en toda España con muestras de incredulidad. Es lo que le decía una de las empleadas (ya despedida) de la residencia Los Nogales a una de las ancianas que cuidaba. Mientras la increpaba, la quitaba la ropa bruscamente a la anciana, que se quejaba y lloraba. Es un llanto que llega al corazón, pero que influye en la mujer que golpea en la cara a la anciana, que está sentada en una silla de ruedas, en su dormitorio. La trabajadora zarandea a la anciana y le quita la ropa con fuertes tirones.
Las imágenes que han salido a la luz porque el hijo de la mujer maltratada puso una cámara en su cuarto tras verla con moratones y no recibir respuesta de la residencia Los Nogales, han conmocionado a todos y han provocado que la fiscalía actúe en consecuencia y se ha personado para denunciar a los tres empleados que ejercieron los malos tratos contras las ancianas.
Pero el impacto ha sido tal que los familiares han acudido alarmados tras conocer la noticia pidiendo explicaciones y exigiendo garantías de la profesionalidad y aptitudes de los trabajadores que continúan en el centro para asegurar que el maltrato a dos ancianas solo lo ejercieron tres empleados ya despedidos. Ahora se sabe que el centro recibió advertencias que ignoró y que las inspecciones de la Comunidad no fueron efectivas.
La secuencia ha calado hondo. No es para menos cuando uno contempla a una mujer mayor indefensa tratando de paliar los malos tratos a mordiscos mientras la persona que en teoría tenía que cuidarla le quita la dentadura y bromea con matarla. O la restriega el pañal en la cara mientras la pega. O la mete miedo como si fuera una niña pequeña. "¿Sabes quién va a venir? El demonio que te llevará al inframundo", comenta.
Cubillana considera que estamos ante una muestra más de edadismo, un término que pocos conocen pero que ha penetrado vilmente en la sociedad. Edadismo es considerada una forma de discriminación poco conocida, pero que afecta a millones de personas en sus vidas cotidianas. El psiquiatra Robert Butler acuñó el término en 1968 para referirse a la discriminación de las personas mayores, basada en prejuicios y estereotipos respecto a la edad.
¿Cuánta gente sufre maltrato por su edad, en la etapa más vulnerable de su vida? "Hay pocas investigaciones y se necesita un marco legal que contemple la tipificación del maltrato a nuestros mayores, porque uno de los problemas es la invisibilidad de muchos de los casos", explica el experto. En este sentido considera que hay paralelismos entre la violencia de género y la ejercida contra los mayores.
"No estamos ante una cuestión de criminalizar a las residencias, porque la mayoría de ellas "tratan a los ancianos con cariño y cuidado, pero el problema es que hay mucha gente que lo hace sin preparación". En este sentido pone el dedo en la llaga al considerar que faltan medios para cuidar a nuestros mayores y que una parte de la sociedad los ha abandonado. "Ha habido un cambio social en el que los mayores han dejado de ser una referencia, ya no son motivo de respeto sino que se ven más como una carga social y económica. Esa escasa valía social que le damos a los mayores y al hecho de envejecer tiene sus efectos colaterales", explican desde la Cruz Roja.
Lanza también una defensa a ultranza Cubillana de aquéllos que sí cuidan profesionalmente a los mayores como se debe y reivindica que sea una labora reconocida socialmente y valorada en su justa medida, porque el escaso respeto del cuidado al dependiente se paga. Y ahí se incluyen salarios, medios e inversiones, porque es cierto que muchos mayores pueden tener debido a su enfermedad comportamientos complicados, pero hay que mentalizarse de que es debido a sus enfermedades. Y para eso hacen falta cuidadores expertos, señala el miembro de la Cruz Roja.
En cuanto a las residencias, lanza la alarma, porque hay un desequilibrio entre la oferta y la demanda.y nos pone ante el espejo. ¿Tenemos el mismo celo a la hora de elegir la guardería de nuestros hijos que la residencia de nuestros mayores? ¿Consentirías que a un hijo lo medicaran sin consentimiento en una guardería porque está nervioso?
Cruz Roja sí se ha puesto manos a la obra para intentar paliar en la medida de los posible esta lacra. Lo hacen facilitando información para poder denunciar estos casos, acompañamiento emocional (porque una de las claves de las personas maltratadas es el aislamiento), y una tarea de sensibilización social. Y dejando claro que se tiene la obligación de atender tanto a las descendientes como a los ascendientes. Como dice la ley. "El que dejare de cumplir los deberes legales de asistencia inherentes a la patria potestad, tutela, guarda o acogimiento familiar o de prestar la asistencia necesaria legalmente establecida para el sustento de sus descendientes, ascendientes o cónyuge, que se hallen necesitados, será castigado con la pena de prisión de tres a seis meses o multa de seis a 12 meses".
Por último, desde la Cruz Roja se destaca que no todos los maltratos son físicos como los que han conmocionado estos días a la opinión pública sino que gran parte son psicológicos, y tratan de infantilizar , deshumanizar y amenazar a los mayores más vulnerables. Para evitarlo son necesarias más inspecciones en las residencias, mejores condiciones de sus empleados, facilitar los cauces para denunciar y mejores protocolos de actuación. Y sobretodo, mentalizarnos de que los mayores son lo que seremos nosotros en el futuro. Para que las imágenes de la residencia de Nogales no vuelvan a repetirse jamás.