El coronavirus vuelve a entrar con fuerza en las residencias de ancianos
Los brotes y los fallecimientos también llegan a las residencias de ancianos, que han registrado más de 20.000 muertes desde el inicio de la pandemia
Si bien están mejor preparadas a nivel de equipos de protección y diagnósticos, la falta de personal sanitario podría limitar la respuesta en las próximas semanas, dicen expertos
Los protocolos en los centros, en algunos casos más estrictos, difícilmente podrán evitar nuevos contagios ante una transmisión descontrolada del virus en la mayor parte del territorio
Después de más de 7 meses, el coronavirus superó esta semana en España la cifra oficial de 1 millón de contagios, además de más de 34.000 muertes. Mientras el ritmo de la pandemia no encuentra freno, las personas mayores y sus residencias aparecen nuevamente como posible blanco. Fueron la zona cero de la primera ola, ¿les está alcanzando la segunda ola?
Más de 20.000 personas han fallecido en residencias desde el inicio de la crisis en los más de 5.455 centros del país, según los datos de distintas Comunidades y a falta de una cifra consolidada de Sanidad. Si las semanas posteriores al final del estado de alarma representaron una tregua, los casos no han dejado de aparecer ya desde el verano pese a las mayores precauciones.
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En Asturias, por ejemplo, los brotes en residencias son el doble que hace una semana y afectan a 79 geriátricos, mientras que en Cataluña ese número asciende a 53 geriátricos (aunque apenas suponen el 5,1% del total en la región) y en Valencia a las 36, seis más que hace unos días. Madrid, en tanto, discute en una comisión cómo mejorar su coordinación asistencial y sanitaria frente al virus, que ha dejado al menos 6.000 muertos entre sus mayores.
Una cifra, sin embargo, refleja con más claridad la situación: los casi 300 ancianos que murieron en los últimos siete días, según el recuento de la Cadena Ser, y que representan más de la mitad del total de fallecimientos semanales registrados el jueves por Sanidad (570).
“La situación es muy complicada”, dice refiriéndose a esa estadística José Augusto García, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).
“Estamos en la segunda ola creciendo y de nuevo las personas más afectadas son los mayores, como es lógico por el perfil del virus, que afecta sobre todo a personas mayores que tienen enfermedad crónica múltiple. Dentro de estas personas, vuelve a afectar de forma más importante a aquellas de las residencias, esa es la realidad”, analiza el experto.
García señala que Andalucía es la comunidad más golpeada en estos momentos, con entre 1.100 y 1.200 contagios en residencias, además de varios brotes que en algunos centros superan los 90 positivos. En esa medida, la Federación de Organizaciones Andaluzas de Mayores (FOAM) ha alertado de la “situación crítica” de las residencias de la comunidad, que contabilizan el 35% de los fallecidos.
Otras comunidades muy afectadas son Castilla y León, así como Aragón, donde las muertes por coronavirus alcanzan respectivamente el 83% y el 62% del acumulado. En Madrid y Cataluña, en tanto, el número llega al menos al 59% y al 70% en cada caso.
¿Residencias más preparadas?
Cabe preguntarse entonces si las residencias están mejor preparadas para las semanas que vienen, con un estado de alarma que parece inminente. “Creo que están preparadas desde el punto de vista de los equipos de protección individual y de los diagnósticos, que fue el gran problema que tuvimos en la primera ola”, señala García.
“Pero vuelven a tener problemas de bajas laborales de los profesionales y luego también de que la atención médica es muy complicada porque los de primaria están colapsados. Entonces en algunas regiones está empezando a ocurrir que los médicos están al máximo con el resto de pacientes que va”, explica.
“Los brotes los controlamos antes y hay más coordinación, aunque no en toda España”, estima Cinta Pascual, presidenta del Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPs).
“Sin ninguna duda estamos más preparados”, tercia Pascal. “Conocemos más el virus o bastante más, si bien parece que cada día descubrimos cosas nuevas. Pero siento que sabemos más los síntomas y por lo tanto podemos aislarnos más rápidamente”, expresa la experta, que cree que hace falta un sistema más eficaz de cribado entre los profesionales.
Falta de personal sanitario
Es precisamente entre los profesionales sanitarios, más allá de cómo detectar sus contagios, donde reside uno de los grandes problemas. “No hay personal sanitario”, explica Pascual.
El estudio ‘Análisis de la situación de las residencias sociosanitarias en España’, presentado a principios de octubre tras recabar una muestra de 272 centros en toda España, estimaba que un 46,3% de las residencias no está preparada para una segunda ola en buena medida por los pocos medios de personal.
Según el documento del Sindicato de Enfermería (y la colaboración de la SEGG, entre otras instituciones), una enfermera debe atender 46 residentes por la mañana y 71 por la tarde, un número que puede alcanzar el doble los fines de semana (71 y 92) y los 100 en un centro privado.
“Una enfermera de una residencia cobra un 78% menos que en un hospital o un centro de atención primaria. ¿Qué hacen? Van a trabajar donde cobran más”, apunta García. Este viernes, en el debate de la Asamblea de Madrid, CC.OO. indicaba que entre un 20% y un 30% de las auxiliares de enfermería se han ido de las residencias, donde además hubo contagios entre el 50% y el 60% de los profesionales.
Unas próximas semanas muy complejas
Ante una transmisión descontrolada del virus en la mayor parte del territorio, el país ha ido agotando las medidas y luce abocado a restricciones más drásticas. ¿Bastará para las residencias? García, que pone a Madrid, a Cataluña y a Navarra como ejemplo de buenos protocolos, cree que de algún modo será inevitable que la pandemia vuelva a entrar en los centros de ancianos.
“Aunque protocolices mucho, son los mismos trabajadores los que pasan el virus dentro de la residencia”, dice. “No lo puedes evitar en cuanto tienes mucha transmisión en la comunidad. Ahora mismo están planteando el estado de alarma y toques de queda pero ¿cómo evitas que un trabajador lo coja en su domicilio? Es casi imposible de detectar, máxime cuando hay un 50% de asintomáticos”.
Para Pascual, las residencias más golpeadas han tomado más medidas, pero las que no resultaron tan afectadas han sido más reacias. “Los que no han sufrido tanto, nos ha costado más convencerles de lo que necesitábamos. Algunos han entrado en razón y a otros les ha costado muchísimo a golpe de bofetada”, argumenta.
La propia naturaleza de las residencias, que al fin y al cabo son centros de convivencia, explica también la dificultad del asunto. “Es muy complicado, con lo cual de nuevo vamos a tener otra gran tragedia”, cierra García.