La soledad de los pastores trashumantes en plena cuarentena por coronavirus
Rubén Llata cuenta su experiencia con sus cabras, yeguas y su perro
Su trabajo diario ha cambiado más bien poco
La pandemia de coronavirus está afectando enormemente a toda la sociedad en lo laboral y en lo personal. Uno de los sectores que más ha visto como cambiaba su día a día ha sido el primario. Agricultores, ganaderos... son más necesarios que nunca. Esenciales a más no poder.
Sin embargo, no es el caso de nuestro protagonista, que ya sabe lo que es estar sin compañía. Estar acostumbrado a la soledad no siempre libra de las dificultades del confinamiento. Lo sabe bien Rubén Llata.
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Como pastor trashumante pasa muchas horas sin socializar, aunque nunca como ahora. Rubén es asturiano y pasa medio año en esta zona de Valencia con su ganado.
Su trabajo diario no ha cambiado, pero las consecuencias del estado de alarma ya han llegado al sector. Una situación que vive con preocupación mientras anima a los que están acompañados a valorarlo.
Mientras vuelve la normalidad, las cabras, las yeguas y su inseparable perro Ipi son sus grandes aliados. Es cierto que está acostumbrado a no socializar demasiado, pero el coronavirus también ha cambiado su vida.