El coronavirus y la situación económica nos ha hecho regresar las vacaciones de antes. El coche cargado, la familia al completo y escapada hacia el pueblo. Volvemos a las vacaciones sencillas. Aquí no hay más pretensión que estar a gusto, en familia y con seguridad. La estancia de los forasteros se alarga más que nunca. Y este cambio de mentalidad lo notan también los negocios.
El aumento de la población supone un reto para el ayuntamiento. Este año especialmente se ha reforzado la sanidad. En el pueblo abulense de Sotillo de La Adrada la población se llega a multiplicar por cuatro en verano, hasta los 16.000, sobre todo madrileños, al refugio del valle del Tiétar.