Imágenes de satélites medioambientales están mostrando cómo en los últimos días las manchas observables de contaminación sobre los principales núcleos urbanos del norte de Italia están disipándose, algo similar a lo que también sucedió en China. El bloqueo de la población y la ralentización de la maquinaria productiva como consecuencia del coronavirus está permitiendo una sensible mejoría del aire que respiramos.
Ya conocemos el lado negativo de la pandemia declarada de coronavirus, miles de personas fallecidas, decenas de miles afectadas, sistemas sanitarios colapsados y un horizonte de recesión económica similar o mayor que la crisis de 2008.
A pesar de todo ello, la parálisis social y económica también está permitiendo que las emisiones de dióxido de nitrógeno a la atmósfera se hayan reducido hasta niveles de hace décadas.
Desde que a mediados del pasado mes de diciembre comenzase esta pandemia del COVID-19, los satélites de la NASA y la Agencia Espacial Europea han ido observando las principales concentraciones de contaminación comprobando cómo esta llegaba a desaparecer en las zonas industriales de China, en la provincia de Hubei, epicentro del coronavirus con su capital Wuhan a la cabeza.
Los niveles de NO2 casi han desaparecido. Este dióxido de nitrógeno es un gas tóxico para los humanos que puede causar problemas respiratorios como el asma y que es producido por el combustible de vehículos motorizados, fábricas e instalaciones industriales.