La localidad de Arganda del Rey, en el este de la Comunidad de Madrid, ha amanecido esta mañana marcada por las consecuencias de las inundaciones provocadas por las tormentas de este lunes.Las calles de Arganda se encuentran aún llenas de barro arrastrado por las riadas que tuvieron lugar en muchas calles. Mientras, los propietarios de algunos locales seguían achicando aguas esta mañana y comienzan a limpiar la suciedad dejada por las lluvias.
Veinte minutos agónicos sujetando un tablón: "Hay que aguantar aquí a tope, eh"y Paco aguantó para que el agua no entrara en su bar, aunque tuvo momentos “que no sentía las manos” y el granizo helado se colaba por cada hueco.
Los vecinos tenían “mucho miedo” porque “no paraba de bajar agua se veían coches, contenedores y esto no paraba de llenarse”. Tanto se llenó que la oficina de Antonio parecía una piscina de bolas: “vimos que algo importante estaba pasando” bastaba con asomarse para ver coches arrastrados por la corriente. La riada llevaba una fuerza que asustaba y los pasillos de los mercados quedaron teñidos de blanco por culpa del granizo. “Veíamos que ya no podíamos sujetar y tuvimos que salir corriendo”, pero a alguno ni siquiera le dio tiempo a salir “estaba sujetando y me llevó hasta el fondo”, su brazo en cabestrillo recuerda la odisea, mientras en Arganda siguen limpiando “sin descanso, solo a desayunar” y reconstruyendo lo que el agua y el granizo arrasaron.