El coronavirus no se ha ido y tampoco el recuerdo de las historias más duras de un confinamiento que nadie quiere que vuelva aunque a veces muchos parece que hayan olvidado la cruda realidad, Cuatro largos días, con sus largas noches, 96 horas estuvieron en cama los residentes de la Fundación del Lesionado Medular de Madrid. No habúa otra alternativa para salvar su vida. Un confinamiento durísimo al que tuvieron que recurrir en el peor momento de la crisis, por las bajas del personal. Murieron cuatro residentes y tuvieron que aislar a otros 12. "Complicado, la espalda llena de dolores". Llegaron a tener 48 ausxiliares de baja, las medidas fueron muy duras, pero necesarias para salvar vidas", señalan desde la residencia. "Normalmente somos gente activa, entramos salimos tenemos nuestra vida, pero eran momentos de incertibumbre.
Hablamos de personas de alto riesgo, porque la mayoría presentan problemas respiratorios vinculados a su lesión. Pasaron días angustiosos encerrados en una habitación, sin ver más que a quien les traía la comida o les cambiaba de postura cada tres horas en la cama. A esos trabajadores que no les abandonaron los recordarán toda la vida, aún recuerdan entre lágrimas. "Les estamos eternamente agradecidos". Ese personal entregado a los que estos pacientes nunca van a olvidar.