Aunque parezca inofensivo, un móvil en las manos puede convertirse en un arma. Los datos, expuestos a todo el mundo en Internet a menudo no tienen ni filtro ni frenos. Una vez que se propagan no hay forma de pararlo. En este contexto, compartir un vídeo sexual puede llegar a ser una pesadilla. Es un delito y está recogido en el código penal.
“Si hay consentimiento tiene una pena más baja que si no hay consentimiento”, explica el abogado Carlos Carretero. Pero en ambos casos es pena de cárcel.
“La persona que descubre el vídeo y lo difunde puede tener entre dos y cinco años de prisión”, apunta por su parte Daniel Sánchez, abogado penalista.
También quien participa en su difusión a posteriori. “Va desde un año y hasta los cuatro años de prisión”.
Hoy, la gente no suele tener consciencia de toda la información que tenemos almacenada en el teléfono, y más vale poner atención, porque nada de lo que hay en nuestro móvil está a salvo.