El suceso por el que se les acusa tuvo lugar en abril de 2017, cuando la víctima de 22 años acudió a una discoteca en la que también estaban los acusados. Cuatro de ellos quedaron allí y uno trabajaba como camarero, tal y como informa Europa Press.
Tras salir del establecimiento con un amigo para fumar, la víctima intervino en una fuerte discusión, en la que estaban involucrados algunos acusados, para apaciguar los ánimos. Inmediatamente después de separar a uno de los procesados, dos de los presuntos culpables, uno de ellos practicaba boxeo, le propinaron varios puñetazos por la espalda y dirigidos a la sien.
En dicho instante, el joven se desplomó como consecuencia de los fuertes golpes recibidos. Ya en el suelo, los atacantes continuaron la agresión dándole patadas en la cabeza. Los servicios de emergencia trataron de reanimarlo pero murió finalmente en el hospital.
Según la autopsia, la víctima tenía varias lesiones craneoencefálicas, incluida una gran hemorragia cerebral que "conduce a la muerte encefálica", tal y como indica el escrito de la acusación.
Después de lo ocurrido, los dos acusados de asesinato se marcharon a casa de uno de ellos y le pidieron a un amigo que les resguardara en su hogar. Inicialmente aceptó pero, al saber por el portero del negocio lo ocurrido, les ordenó que se fueran.
De otra parte, el portero, "con la intención de evitar que los agente los identificara, ocultó la identidad de los autores".