En plena ola de calor, lo que comemos y bebemos es fundamental para refrescarnos. En nuestra cesta de la compra hay que insistir en que lo fundamental es la hidratación, beber mucho líquido durante todo el día. Entre 2 y 2,5 litros de agua al día es lo recomendado, aunque la ingesta aumenta en el caso de mujeres embarazadas y en periodo de lactancia.
Desde el punto de vista de una correcta hidratación, es más beneficioso beber el agua del tiempo que de la nevera, y conviene evitar el café, el alcohol y los refrescos más azucarados que suelen aumentar nuestra propia temperatura corporal.
Además, hay que ingerir alimentos ricos en agua, cruciales para combatir las altas temperaturas. Las espinacas y el brócoli, por ejemplo, contienen un 90 por ciento de agua. Si hablamos de frutas, la sandía y el melón contienen sodio de forma natural. También son perfectos para refrescar los frutos rojos, frambuesas o cerezas, que ayudan al cuerpo a bajar su temperatura.