Las colas del hambre se llenan de trabajadores precarios: Riders, limpiadoras y madres solas con hijos
Los trabajadores precarios necesitan ayuda para vivir porque sus sueldos no alcanzan
Desde Mensajeros por la Paz aseguran que es bastante frecuente ayudar a trabajadoras de la limpieza que muchas veces no tienen contratos, ni ayudas
Las personas atendidas en los comedores sociales se han duplicado desde el pasado mes de mayo
Sus cajones isotérmicos revelan quiénes son: Los riders o repartidores que durante la pandemia se han visto en las colas de los comedores sociales. Sus sueldos, sus condiciones de trabajo y el desplome de la economía en general los lanzó a una situación, donde solo queda pedir ayuda. Hace años tener un trabajo era garantía de una vida más o menos organizada con lo indispensable para vivir. Eso ya no existe.
Desde un comedor de Mensajeros por la Paz, en Madrid, aseguran que "no es raro que vengan a pedir ayuda muchas personas con trabajos precarios, que no les dan para vivir. Sobre todo si son el único sustento de una familia. Igual cobran el salario mínimo, pero si tienen dos hijos cómo pagan un alquiler. ¡Con esos sueldos no se vive!".
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El abogado y Profesor de la Universidad de Valencia, Daniel Toscani llamaba la atención sobre esta precarización del trabajo que ha fragilizado no solo el tejido laboral, sino también el social con el desequilibrio entre los salarios y el coste de la vida.
Las fotos de los repartidores de comida de Glovo en las colas en los comedores sociales ha vuelto a sacar a la luz los llamados "trabajadores pobres", personas que necesitan más de un trabajo, porque con uno es imposible llegar a fin de mes. Estos no son solo los riders, también madres con "familias monoparentales, empleadas domésticas, limpiadoras", perfiles mayoritarios que acuden a estas instituciones.
"Hay muchas mujeres, del servicio doméstico que ahora con la pandemia no tienen suficientes casas que limpiar y ganan muy poco; si ganan 200 euros no pueden vivir. Si tienen hijos es todavía peor". pero también madres que no trabajan, porque tienen quién les cuide los hijos, porque están solas y quién los va llevar", explica a Informativos Telecinco otra trabajadora de una ONG que tiene un comedor social y funciona como puente para encontrar trabajo a personas en edad laboral en situación de desempleo que prefiere no identificar su organización.
Para este abogado laboralista, la revisión anual de los salarios tomando como punto de partida la inflación y el coste real de la vivienda podrían ayudar a evitar que a los trabajadores no les alcance ni para comer.
"Muchas mujeres que se dedicaban al servicio doméstico antes de la pandemia lo hacían sin contrato de trabajo y ahora no reciben ayudas. Cómo van a vivir . Así que tienen que venir a buscar comida, porque muchas tienen hijos y mantienen a sus familias", me dice esta activista de una ONG, que busca trabajo a los que no los tienen o mejorar los que tienen empleos precarios.
La foto colgada en Twitter del fotoreportero Xavier Mostacero volvía a traer el tema de los repartidores en las colas del hambre, aunque con una vuelta de tuerca sobre el mercado negro de la reventa de licencias entre este sector, en el que personas sin documentos para trabajar son explotados por otros que alquilan su licencia de repartidor.