Es un gesto simple, demasiado interiorizado por muchos fumadores y que puede tener consecuencias devastadoras.
Una colilla arrojada por un coche está detrás de las más de 400 hectáreas quemadas en el Cap de Creus hace solo una semana, causa también de otro incendio en Alfarrás, en Lleida. De otro en Mijas, Málaga, en Valladolid, en Girona.
Más del 3 por ciento de todos los incendios forestales los provoca una colilla tirada, con riesgo especial en los meses de verano.
Las altas temperaturas, la baja humedad y el viento son el combustible perfecto para estas chispas.
Si arrojamos una colilla desde un vehículo son 200 euros de multa, 4 puntos de carné y hasta 6 años de cárcel si provoca un fuego. No vale la pena arriesgar tanto por no utilizar el cenicero.