La reapertura de terrazas funciona de maravilla. La gente tenía muchísimas ganas de terraceo y espera con paciencia para tomar algo. Toca reservar y hacer cola, y los que consiguen mesa no pueden eternizarse con la caña y el café.
Los clientes cogen número, como quien va a la carnicería, para sentarse a la mesa. Cuando llega su turno el camarero activa el cronómetro y a partir de ese momento empieza la cuenta atrás: media hora para desayunar y una hora y media para la comida.
Así se agiliza el servicio en terrazas de Sevilla donde, nos aseguran, han llegado a tener hasta 35 mesas esperando. Los clientes son avisados minutos antes y la gran mayoría lo acoge de buen grado. De esta forma se evitan aglomeraciones y todos pueden disfrutar tomando algo al aire libre, que buena falta hace.
Además, con la rotación más rápida de clientes el negocio marcha mejor y hay negocios que admiten que están haciendo mejor mes de mayo que el año pasado. Si bien hay que tener en cuenta que muchos negocios aún permanecen cerrados.
Pero la medida más polémica quizá sea la propuesta de la Sociedad Española de Neumología de que, durante la desescalada, todos los ambientes, incluidos las terrazas al aire libre, estén libres de humo. Aseguran que fumar aumenta el riesgo de contagio y que cuando estamos sentados en una terraza exhalar el humo del cigarro ese humo contiene partículas de saliva que pueden ser portadoras del virus y por lo tanto pueden terminar contagiado a las personas que están alrededor de esa persona que fuma.