Este miércoles comenzará el juicio contra María Jesús Moreno, Maje, y su amante Salvador Rodrigo por el asesinato de Antonio Navarro, marido de Maje. Un fiscal, cuatro abogados defensores y dos acusadores (particular y popular) batallarán durante 13 días de juicio para convencer a los nueve jurados de la culpabilidad o inocencia de los dos acusados del crimen del ingeniero de Patraix.
El 10 de enero de 2020 se cumplieron dos años en prisión de Maje y Salvador, pero la prisión provisional fue extendida hasta la celebración de este juicio junto al asesino material de su marido, su amante, que también compareció en la misma vista ante el juez y su prisión fue extendida igualmente. Ambos no se cruzaron ni una sola mirada.
La Fiscalía solicita para ella 22 años a la sombra como presunta instigadora de la muerte de su esposo, Antonio, mientras que para él pide 18 años como el supuesto brazo ejecutor. También estima que deben indemnizar con 200.000 euros a los padres del fallecido y con 50.000 euros a su hermano. Por otro lado, la acusación particular ejercida por la familia del fallecido eleva esas peticiones de prisión a 25 años en el caso de la viuda y 20 años para Salvador.
La Policía sostiene que Maje mantuvo relaciones con tres amantes a la vez. A uno de ellos le llegó a admitir que deseaba la muerte de su marido: "Quiero que se muera, le deseo un mal, esto lo va a pagar caro", le dijo en un mensaje de telegram. A otro de ellos, según la calificación fiscal, le contó que tenía problemas conyugales y que su marido le había llegado a maltratar física y psicológicamente.
Los abogados de una y otro centrarán sus estrategias de defensa, tratando de minimizar daños y de descargar la responsabilidad el uno sobre el otro. El catedrático de Derecho Penal, Javier Boix, y la abogada, Alicia Andújar, comparten la defensa de Maje y piden para ella la abolución, apoyándose precisamente en la tesis de que ella no presionó a su amante, ni planificó el asesinato. Por contra, la abogada de Salvador, María Julita Martínez, sostiene en su escrito que su defendido se convirtió en una "marioneta" de una mujer "manipuladora"
El asesinato de Antonio que tuvo lugar el 16 de agosto de 2017 en su garaje del barrio valenciano de Patraix, conmovió a la sociedad por la falta de motivos aparentes y significativos. Luego se descubriría que Maje había tenido hasta cuatro amantes al mismo tiempo, prácticamente.
Salvador y Maje se conocieron el año 2015 al trabajar en el hospital de Manises. Él era celador y 20 años mayor que ella, además de estar casado. Pronto, según el fiscal sintió una "gran atracción y afecto" por Maje y la relación que ambos iniciaron generó en él "una situación de intenso enamoramiento y dependencia emocional".
Durante la relación, no sospechada por su marido, Maje le contaba a Salvador los "graves problemas" que decía tener con Antonio e incluso le habló de episodios de violencia. Estas confidencias -continuaba el escrito- acabaron convenciendo a Salvador de la necesidad de proteger a la acusada de su esposo.
En el mes de junio de 2017, Maje, enfermera en un hospital, decidió acabar con la vida de su esposo y convenció a Salvador de que lo matara, haciéndole creer que la situación ya resultaba "insostenible". Salvador, irremediablemente enamorado de la mujer, aceptó esta proposición.
Ambos acordaron que el asesinato se llevaría a cabo en el garaje que la pareja poseía en su domicilio, donde ella solía aparcar pero que ese día dejó libre a propósito para que su marido Antonio entrase en esa trampa mortal. Ambos planearon que cuando el hombre fuese a tomar su vehículo por la mañana Salvador atacaría por sopresa a Antonio.
Para preparar el asesinato, Salvador compró durante julio un cuchillo de cocina de 15 centímetros y decidieron llevarlo a cabo el 16 de agosto de 2017. Maje envió un mensaje a su marido, mintiéndole, y diciendo que había cambiado la guardia en el hospital y que le tocaba la noche del 15 al 16 de agosto. De esta manera, se aseguraba de que Antonio estacionase el vehículo de su empresa dentro del garaje para recogerlo el día 16 por la mañana.
Esa misma noche Maje se despidió de Antonio con naturalidad haciendo creer que se dirigía al hospital, pero en realidad fue a casa de otro amante, un tercer hombre cuya existencia desconocía tanto Salvador como Antonio. Allí pasó la noche y el día 16 a las ocho de la mañana acudió a la residencia de Torrent donde trabajaba como enfermera durante 12 horas a la semana.
Esa misma mañana a las 7.30 Salvador esperaba dentro del garaje la llega de Antonio. Había entrado gracias a las llaves facilitadas por Maje. Según la Fiscalía de Valencia, cuando Antonio quiso abrir su vehículo Salvador se abalanzó sobre él "rápida y sorpresivamente" y lo apuñaló en seis ocasiones, alcanzando órganos vitales como el corazón y el pulmón derecho.
La primera hipótesis con la que comenzó la investigación era que el ingeniero pudo perder la vida al sorprender a un ladrón dentro del garaje. A todo ello se suma que Maje, la esposa del fallecido, apuntó a la teoría del robo cuando prestó declaración: “Mi marido tenía mucho carácter y pienso que si hubiera sorprendido a alguien robando seguro que se hubiera enfrentado o llamado la atención”.
En caso de que las pesquisas avanzasen en esa dirección, la enfermera no estaría en el foco policial porque tenía coartada para justificar su ausencia el día del asesinato: el 3 de agosto le envió un WhatsApp a su esposo informándole de que la noche del 15 trabajaría en el Hospital Casa de Salud y la mañana del 16 empalmaría con su otro trabajo en una residencia geriátrica de Torrent.
La teoría del robo que exculpaba a Maje se desvaneció con rapidez. Primero por el contenido de la autopsia: “Esta violencia y contundencia en la muerte parece desproporcionada si se tratara únicamente de un delincuente común”. Segundo por la declaración de Rocío, una amiga íntima y compañera de juergas de Maje. La citada joven contó que la viuda tenía una aventura extramatrimonial y la idea de un asesinato planeado por cuestiones amorosas cobró fuerza en la investigación.
Llegados a ese punto solo había que ponerle el lazo a la investigación: hacía falta una confesión para detenerlos. El Grupo de Homicidios la consiguió a través de la familia del difunto aprovechando el enfrentamiento que Maje mantenía con ellos por la herencia. El señuelo policial consistía en hacerle saber a la viuda que ya tenían al asesino de Antonio.
Ello da lugar a una conversación en la que Salvador habla claramente del asesinato reconociendo que es el autor y le insiste a ella que no se preocupe que no va a pasar nada, incluso hay un momento en el que Maje se ríe pensando que la policía va a “endosarle” el asesinato a alguien con antecedentes que viva por la zona. Salvador está muy tranquilo pensando que la policía solo tiene un “chivo expiatorio” porque no tiene nada, que no puede haber huellas ni nada y solo así van a cerrar el caso.
De este modo, el 10 de enero de 2018 fueron arrestados ambos. A partir de esta semana, la última palabra sobre el caso Maje la tendrán los miembros del jurado y la Audiencia Provincial de Valencia.