Un niño de cinco años de California ha aprendido la gran lección del esfuerzo y la solidaridad. Ha sido durante una clase de kárate cuando sus intentos de romper una tabla sujetada por su instructor acababan una y otra vez en fracaso.
La insistencia y comprensión de su entrenador y el apoyo de sus compañeros han logrado lo que parecía imposible, que el niño rompiese la madera recibiendo así la felicitación de todos.
Y no es la primera vez que la solidaridad de los alumnos hace milagros. Recordamos a un pequeño atleta de China que durante un examen de gimnasia le hicieron falta no una, sino cinco carrerillas además de un cántico en equipo para conseguir por fin saltar el potro.