Es la muestra de la villanía, de la explotación, de la falta de empatía con un ser humano. La historia, aunque increíble es real. Una historia de avaricia y falta de conciencia. Le prometieron que su vida en España cambiaría y lo que hicieron fue robarle la documentación y esclavizarlo de la manera más vil.
Le dieron carteles falsos y lo pusieron a mendigar. Le negaban la comida y la bebida para que su aspecto diera más pena. Y le obligaban a estar hasta 18 horas tiradoen el suelo. Del maltrato tuvieron que amputarle una pierna, pero sus carceleros no tuvieron misericordia. Mejor para el negocio. Sacaban entre 300 y 500 euros al día que se gastaban en comprar inmuebles en Rumanía y jugar a un juego popular de azar en su país denominado Barbudo. En silla de ruedas daría más pena y recaudaría más dinero.
Los monstruos tras esta historia destapada por los Mossos y el Ayuntamiento de Barcelona son un clan rumano. Los Mossos de la Región Metropolitana de Barcelona, en coordinación con la Guardia Urbana de Barcelona, tutelados por el Juzgado de Instrucción número 5, pudieron identificar a los responsables de la captación y la explotación de este hombre. Tras ser identificados los explotadores, desde el juzgado se emitieron dos órdenes de detención europeas, ya que dos de ellos habían huido a su país ante la posibilidad de ser detenidos por los hechos investigados.
Meses más tarde, dos de los miembros del clan fueron detenidos en Rumanía y extraditados a España, y el tercero fue detenido en Barcelona el pasado 19 de enero por agentes del Grupo de Tráfico y Explotación de Personas (GTEP) de la Guardia Urbana de Barcelona. Ahora tendrán lo que a todas luces merecen: prisión.
La investigación se puso en marcha en agosto de 2018 después de que los servicios sociales del Ayuntamiento de Barcelona detectaran un posible caso de explotación para la mendicidad de un hombre que pedía limosna en los Jardinets de Gracia y que no disponía de recursos sociales ni económicos. Ahora, al menos, se le ha hecho justicia.