Un estudio realizado en 120 ciudades de 60 países ha revelado que Amberes, Ámsterdam, Zúrich, Londres y Barcelona son las ciudades donde más drogas se consume. Para conocer estos datos los investigadores analizaron las aguas residuales para detectar los niveles anfetamina, metanfetamina, éxtasis y cocaína.
El macroestudio internacional que monitorizó los residuos entre los años 2011 y 2017, ha concluido que la cocaína es la droga más consumida en las ciudades del sur y oeste del continente, incluida España. En el caso de nuestro país, Barcelona, ocupa el primer lugar entre las ciudades españolas donde más se consume cocaína, aunque el consumo de cocaína ha aumentado considerablemente en la mayor parte del mundo.
En Bélgica y Países Bajos se observa un importante consumo de cocaína y anfetamina, una sustancia que se ha popularizado en estos países y en el norte de Europa. El consumo de metanfetamina, aunque menor que el de las otras cuatro drogas estudiadas, es especialmente elevado en países como Eslovaquia, República Checa y este de Alemania), aunque se está extendiendo al norte y al centro de Europa. El consumo de éxtasis, en especial, ha aumentado a lo largo del período estudiado.
A diferencia de lo que ocurre en Europa, el consumo de metanfetamina domina en las ciudades de Estados Unidos y Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur), con niveles medios que superan con creces los de Europa del este. En América del Sur (Colombia y Martinica), la cocaína es la sustancia dominante.
Los investigadores subrayan que los resultados de este estudio publicado por la revista Addiction están "en consonancia" con los derivados de indicadores establecidos, como encuestas poblacionales, ingresos hospitalarios o muertes por consumo de drogas.
"El análisis de muestras tomadas directamente de las depuradoras municipales se presenta como una forma eficaz, relativamente económica y rápida de obtener información sobre lo que está pasando en este ámbito en las ciudades analizadas", ha explicado la investigadora en el Departamento de Química Analítica, Nutrición y Bromatología de la Universidad de Salamanca (USAL) Iria González Mariño, quien es la primera autora del estudio.