Lo que en un principio se presumía como un cambio estético en busca de un vientre plano y un aumento de pecho, en realidad se convirtió en un auténtico problema con graves consecuencias.
Una mujer de 40 años de nacionalidad brasileña, inmediatamente después de someterse a una ansiada cirugía estética comenzó a desarrollar un "impulso irresistible y compulsivo de empezar a robar", tal y como recoge el portal BMJ Case Reports, que recopila y publica casos similares en los que se involucran diversos especialistas.
Tras ser sometida a una operación compleja que contempló una liposucción, una técnica específica similar a la abdominoplastia; un aumento de pecho y un 'lifting' o braquiplastia de brazos, comenzó a desarrollar un comportamiento que responde a los "síntomas típicos de la cleptomanía", tal y como explica el coautor del artículo, el doctor Fabio Nascimiento, un neurólogo del 'Toronto Western Hospital' de Canadá.
Durante varias semanas, la mujer sentía la "necesidad de robar", una necesidad que inmediatamente después de ser saciada llegaba acompañada de "una sensación de alivio", según explica el doctor.
Aunque estos síntomas se tradujeron durante un periodo de tiempo relativamente corto, fue sin embargo suficiente para provocarle diversos problemas con la Justicia. De hecho, llegó a ser detenida por la Policía después de robar un producto en una tienda, –pese a tener dinero de sobra en el monedero para comprarlo–, cuando se hallaba buscando un regalo para un amigo de su hija. Sin embargo, fue soltada después de que las autoridades fuesen informadas de la condición psiquiátrica en la que se encontraba.
Según explica el doctor, este desarrollo de una cleptomanía temporal se produjo como consecuencia de un flujo de sangre inadecuado en su cerebro en algún momento comprendido durante o justo después del proceso quirúrgico. De este modo, como consecuencia de ello su cerebro se vio falto de oxígeno y nutrientes, algo que produjo daños cerebrales que derivarían en diversos fallos neurológicos como el descrito.
Después de que los médicos ordenasen practicarle un escáner, observaron que efectivamente el flujo de sangre en ciertas partes de su cerebro había afectado concretamente a una zona denominada núcleo caudado, una región implicada directamente en tareas asociadas a la memoria y el aprendizaje.
Pese a todo, y por fortuna, la mujer, que no había tenido antes ningún problema mental y de salud, se recuperó sin la necesidad de recibir ningún tratamiento específico y el daño cerebral sanó por sí mismo. "El cerebro sanó por sí mismo gracias a la reorganización y reparación de sus conexiones cerebrales", explicó Nascimento en LiveSience.