La Policía de Texas tuvo que acudir a una vivienda tras recibir una llamada en la que aseguraban que un ladrón había entrado en la casa de sus vecinos. Una vez allí, se intuye un estropicio dentro y, tras rodear el perímetro, exigen al sospechoso que salga. Ante la falta de respuesta, los agentes deciden entrar en la residencia al grito de manos a la vista.
Pero en seguida, uno de los policía, identifica al intruso. El causante de la alarma es un ciervo que, acorralado en el salón, no ve la forma de salir del atolladero en el que se ha metido. La situación se complica, cuando un agente, silla en mano, trata de ahuyentarlo. Esto asusta aún más al animal, que continúa con el estropicio y corre despavorido por las estancias antes de encontrar por fin la puerta de salida.
El incidente es similar al ocurrido unos días antes en Florida. En ese caso, el salteador de esta residencia tampoco era un delincuente, como se temían los agentes sino un enorme caimán de más de 2 metros.