Sahatorn Naovaratpong es un científico tailandés que saltó a los titulares de los principales medios de comunicación en 2015 por haber criogenizado a su hija de tan solo dos años. El investigador decidió tomar esta decisión hace ya cinco años después de sufrir la pérdida de su hija menor a causa de un cáncer cerebral.
Al parecer, tanto el científico como su mujer decidieron congelar el cuerpo sin vida de la niña con la esperanza de que algún día se encontrase una cura para el cáncer. El matrimonio aseguró que, cuando ese día llegase, el cuerpo de su hija sería descongelado e intentarían curar a la pequeña de esta enfermedad.
Matheryn Noavaratpong, la niña criogenizada, se convirtió en la persona más joven del mundo en ser congelada. A la niña se le diagnosticó este cáncer después de que sus padres, ambos científicos, la llevaran de urgencia al Hospital de Bangkok en 2015. Allí le encontraron un cáncer de 11 cm en el cerebro.
Los meses siguientes, la pequeña fue sometida a una serie de cirugías que le produjeron la pérdida de al menos el 80% del lado izquierdo de su cerebro. A pesar de la dura lucha, el cáncer se extendió a todo el cerebro de Matheryn. Los doctores que trataban a la menor tuvieron que conectarla a un soporte vital e inducirle el coma. Tras varios días conectada a un respirador, sus padres decidieron desconectarla y despedirse de ella.
Ahora, el matrimonio ha grabado un documental junto a la ayuda de la escritora y biógrafa Einz en la que explican con todo detalle el proceso de la enfermedad de la menor, su muerte y su posterior criogenización. Para poder llevar a cabo el proceso de congelación, el cerebro de Matheryn fue extraído y preservado en acero inoxidable, aislado al vacío en un contenedor lleno de nitrógeno líquido. Su cuerpo fue depositado en un criorefrigerador en Arizona, Estados Unidos, y allí permanecerá hasta que se encuentre una cura y se descubran los medios para regenerar su organismo.
La cineasta y biógrafa encargada de la pieza documental ha asegurado a diferentes medios de comunicación que en la película se puede ver "a una familia en duelo que busca respuestas no solo del budismo, sino también de su profunda fe en la ciencia". Además, "no solo permite que la audiencia reflexione sobre sus propias creencias, también nos hace considerar hacia dónde nos gustaría que se dirigiera la sociedad a medida que avanza la tecnología en este ritmo increíble".
Por su parte, los padres de la pequeña criogenizada se han mostrado con esperanza de que su hija pueda volver a vivir en un futuro. Los científicos han revelado que el coste del mantenimiento del cuerpo de la pequeña ronda los 80 000 dólares al año. Por último Sahatorn Naovaratpong y su mujer también han confesado que se dedican a fotografiar y a grabar cada día de su vida para que, en un supuesto futuro, su hija despierte y conozca cómo fueron sus padres.