Según informa Der Spiegel, Juliane llevaba trabajando en un colegio con niños discapacitados durante más de 30 años y le faltaban 2 años para jubilarse.
Fue despedida por sus jefes acusándola de robar una chocolatina de unos 2,5 euros y por usar la lavadora de la empresa con fines personales, además de regalar una bolsa de una colega a un alumno.
Pero cuando el caso llegó al juzgado, el juez consideró que el despido era una medida excesiva para la falta y que con una amonestación era suficiente. Finalmente, la mujer recuperó su trabajo en el colegio con solo una advertencia disciplinaria en su expediente.