Amanece este martes en Ceuta, y la riada de ciudadanos marroquíes, que pretenden seguir a los casi cinco mil compatriotas que ayer entraron a nado en la ciudad autónoma, no cesa. Por segunda jornada consecutiva, cientos de personas, a la carrera, a nado, siguen intentándolo. Los agentes marroquíes no intervienen, las fuerzas de seguridad españolas, Policía Nacional, Guardia Civil, a las que se han unido efectivos militares, intentan controlar una situación muy complicada. Al otro lado de la frontera una larga cola de marroquíes aguarda su turno para intentar la incursión. Los grupos de wasap de la ciudad reflejan desde ayer el asombro ante lo que se está viviendo
"Alrededor de los 4.000 tenemos ya aquí, pero hay más, os prometo que hay muchos más", dice un ciudadano. "No es normal. ¡Quillo, una marcha verde, pero en el 2021!", afirma recordando la invasión marroquí del Sáhara español el 6 de noviembre de 1975.
"Tenemos gravísimos problemas. Marruecos ha abierto las puertas y por la playa están entrando centenares de menores", dice un miembro de las fuerzas de seguridad. "Esto es un caos absoluto".
Y es que lo que ocurre no tiene precedentes. Estamos ante un momento "que desgraciadamente pasará a la historia de Ceuta". Las palabras son de Juan Jesús Vivas, el presidente de Ceuta, en un discurso institucional dado anoche.
"“Yo llevo 20 años como presidente, llevo 40 años como servidor público, soy de Ceuta, tengo 68 años y pocos días tan duros y difíciles como este", añadía Vivas. "No tanto por razón del episodio en sí, sino por lo que trasciende y por lo que el episodio puede impactar en el ánimo, en el corazón y en la moral de los ceutíes”.
Las imágenes captadas por ciudadanos marroquíes y españoles, a ambos lados de la frontera no dejan lugar a dudas. Primera hora de ayer, en Fnideq, la antigua Castillejos, decenas de personas lanzan neumáticas al agua, sin ninguna intervención de la gendarmería marroquí. Poco después comienzan a atravesar a pie.
El camino que siguen lo graban en Ceuta desde las viviendas situadas sobre la frontera. A la carrera recorren la parte marroquí de la playa. Al llegar al espigón que divide ambos países se lanzan al agua con flotadores, tablas de body surf, o simplemente a nado. Son unos pocos metros. La escena parece la de una día de playa de verano, chapoteos, gritos, pero la realidad son decenas de menores y adultos, pasando ilegalmente a Ceuta. En la playa, al fondo, se ve a cientos de personas esperando su turno.
Poco después, esos menores y adultos empiezan a ser atendidos en las naves contiguas a la frontera. Cruz Roja, y fuerzas de seguridad, en una mesa improvisada, atienden, y toman datos, de decenas de niños en bañador, o a lo más con pantalón corto y camiseta que acaban de llegar a nado. Al final del lunes son ya 1.500.
Son las imágenes de una jornada, la de ayer, que vuelve a repetirse hoy, esta vez con el ejercito además como testigo. Con las tanquetas en la playa cientos de marroquíes siguen entrando a Ceuta. Cerca, en el espigón de Tarajal, desde donde intentan parar las llegadas, un grupo de antidisturbios recibe una lluvia de piedras. Si se observa bien son poco más de diez agentes. En la playa, al otro lado, son cientos las personas dispuestas a conseguir su propósito. Estamos en el segundo día de la situación más critica que ha vivido Ceuta en muchos años.