Un chalet en Arganda del Rey, en una calle solitaria en la que los vecinos no quieren dar detalles del matrimonio que viven en la esquina, el número 14. En la parcela un perro no para de ladrar y la en la casa parece que hay gente pero no contestan. Lo único que nos cuenta un vecino es que lleva ahí por los menos 20 años. Y que no saben si se dedican a criar perros. Por encima del muro de la parcela vemos la entrada de la vivienda. Y un letrero con perros pequeños, chihuahua, que reza “Aguasur”. Es la marca de la casa que identifica a este matrimonio que llevan años criando chihuahuas, desde 1990. Una vecina nos cuenta que el otro día llegaron los policías, y “menudo susto nos pegamos”. Asegura que había muchos, todos pertrechados y estaba el nieto en la casa “imaginen el pobre crio”. Les detuvieron acusados de maltrato animal, pertenencia a organización criminal y falsificación documental. La sección de Consumo y Medio Ambiente de la UDEV Central de Policía nacional actúa. Llevan un año investigando. Desde que les llegó una denuncia anónima de un criadero de chihuahuas, ilegal, en Meco. Era el principio. En Meco solo había una subdelegación. Liberaron a 12 perritos. Los jefes estaban en Arganda. Ana y Adolfo.
El criadero es un zulo hermético, sin ventilación, bajo tierra, en un chalet de Arganda. Un sótano dividido en tres estancias para que se aparearan, para cría, y para venta. Los 260 canes están en jaulas con las cerraduras oxidadas, sin salir. “Defecaban ahí. Muchos perros tenían problemas articulares, quistes en los ovarios, amputaciones y enfermedades de la piel”. Encontraron alguna perrita embarazada y cicatrices de haber sufrido cesáreas. Los que fallecían creen que los tiraban a la basura sin tomar precauciones más que congelarlos; la policía encontró a dos muertos envueltos en papel de periódico, estaban en una nevera. Las 80 parejas dedicadas a la cría de chihuahua y pomerania tenían las cuerdas vocales cortadas para atenuar los ladridos y no levantar sospechas. El resto de perros, los recién nacidos, sí estaban mejor cuidados porque iban a ser expuestos y vendidos con rapidez. El matrimonio llevaba operando ilegalmente desde 1990 y cobraban desde 1500 euros hasta 3000 euros por perro. Se les calculan beneficios de 2 millones de euros porque habrían dado de alta unos 1400 perros con pedigrí. Los beneficios de los perros sin pedigrí son incalculables. Para que tuviera papeles en regla dos veterinarios proporcionaban chips y cartillas selladas en blanco. Hacían la vista gorda y cobraban por dar “papeles” oficiales a los perros. Otro de los cinco detenidos es el informático. Se anunciaban en internet y sus clientes ganaban incluso torneos. Tenían páginas en Facebook, vídeos en Youtube que han descolgado, en milanuncios y distintas webs exponiendo todos sus modelos.
En navidad hacía campañas con los canes vestidos de Papa Noel incluso. Se habían convertido en los mayores distribuidores de Europa de chihuahuas. Las células que les ayudaban a vender, no todas, sabían las condiciones del criadero. Para comprar un perro hacían un contrato. El 20% por transferencia, y el resto en efectivo.