El certificado covid en interiores se abre paso en España entre dudas legales y disparidad de criterios
Galicia exige el certificado para entrar en el interior de la hostelería, mientras que la Justicia paralizó la medida en Canarias
En tanto, comunidades como Cataluña, Valencia o Madrid lo rechazan y el Gobierno solo prevé ponerlo en marcha cuando se alcance la inmunidad de grupo
Generalizado en el resto de Europa, el uso del pasaporte en sitios públicos genera debate por sus implicaciones legales y su utilidad para controlar los contagios
El debate del pasaporte sanitario parecía lejano la semana pasada, cuando su uso para ingresar a sitios de ocio o restauración se generalizaba en Europa pero era una excepción en España. Sin embargo, la discusión está aquí: dos comunidades lo usan y algunas han pedido su implantación, mientras que el Gobierno ha señalado que no hay base jurídica para utilizarlo en el acceso a interiores y los jueces ya han paralizado cautelarmente la medida en Canarias.
La isla empezó a exigir el certificado el lunes en los territorios en nivel 4 para ingresar en establecimientos de hostelería, gimnasios o cines. El presidente canario, Ángel Torres, justificó la decisión para "dar seguridad" y apuntó a quienes no querían vacunarse afirmando que no podían poner en riesgo a quienes sí lo habían hecho. En su auto, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha reparado en otros aspectos: que los hosteleros pasaban a convertirse en "controladores de salud pública", lo que suponía una invasión de la privacidad, y que los datos de salud tienen carácter confidencial.
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Si en Galicia los locales de hostelería siguen pidiendo el certificado y la Xunta incluso ha habilitado puntos móviles para descargarlo, Melilla empezará a hacerlo a principios de agosto para instalaciones deportivas municipales y eventos culturales. En tanto, Cantabria aplica la medida desde el viernes para interiores en zonas de riesgo alto, lo que dio pie a la Justicia para paralizar el cierre del interior de la hostelería en los municipios afectados. El consejero cántabro de Sanidad, Miguel Rodríguez, entiende que la exigencia del documento sigue vigente, pero pedirá al TSJC que lo aclare. Andalucía no lo descarta como elemento "disuasorio" de control y a la vez "motivador" de la vacunación, según ha explicado el presidente Juanma Moreno.
Pero, al igual que con otros asuntos, la medida no genera unanimidad entre los territorios. Más bien al contrario. Cataluña lo rechaza para no "perjudicar" a quienes aún no están vacunados, un argumento similar al de la Comunidad Valenciana. "Hay que verlo desde una perspectiva de equidad, de igualdad de las personas", ha afirmado el presidente Ximo Puig. Madrid no lo considera "por el momento" y ha pedido a Sanidad "que por una vez ejerza labores de coordinación" para una estrategia común. En una línea similar, Castilla-La Mancha ha abogado por un marco nacional para no volver "locos" a ciudadanos y turistas.
¿Qué dice el Gobierno? La ministra Carolina Darias ha recordado que el "amparo legal" del certificado es "garantizar una movilidad segura en todo el territorio de la UE", aunque ha afirmado que las comunidades pueden tomar las medidas que "estimen oportunas", como pedir pruebas negativas. Después de un Consejo Interterritorial que terminó sin conclusiones al respecto, la portavoz Isabel Rodríguez dijo que la intención es evitar el "estigma de aquellas personas que no estén vacunadas" y no "impedir el libre desarrollo de personas que no han podido vacunarse", y que solo se pondría en marcha una vez lograda la inmunidad de grupo.
¿Un certificado que puede ser discriminatorio con quienes no han podido vacunarse?
¿Es una medida discriminatoria? En vigor desde el 1 de julio tras ser aprobado por la Unión Europea, el certificado acredita la vacunación, una prueba negativa reciente (48 horas si es de antígenos, 72 si es PCR) o haber pasado la enfermedad en los últimos seis meses. Países como Francia, Italia o Portugal, con un ritmo de vacunación más lento que el español, han empezado a exigirlo para acceder a lugares de ocio, cultura o restauración, lo que ha provocado amplias protestas pero también cifras récord de pinchazos y reservas de citas.
Ya en abril, cuando apenas era un proyecto y su uso estaba contemplado únicamente para desplazamientos, la Sociedad Española de Salud Pública (SESPAS) estimaba que el documento podía plantear problemas de equidad en tanto aún no está garantizado "el acceso universal a las vacunas". Más allá de quien no quiera vacunarse porque no es obligatorio, es el caso de quien sí desee hacerlo y no pueda.
"Seguimos teniendo personas, sobre todo los grupos de edad más jóvenes, que no han tenido la posibilidad de ser citados para vacunarse. Nosotros dijimos desde el principio que eso era un problema sobre todo de equidad, en el sentido de que no podíamos usar de una forma generalizada el pasaporte sin que la gente hubiera tenido la posibilidad en general de vacunarse", explica José Jonay Ojeda, portavoz de la SESPAS. Si bien existe la posibilidad de presentar una prueba diagnóstica negativa, el experto recuerda que esto supondría dinero adicional para una persona que no haya podido vacunarse, otra inequidad frente a quien sí ha podido vacunarse gratuitamente.
"También dijimos desde el principio que estos son datos de salud, datos protegidos. Por tanto, tenemos que ser muy cuidadosos en el sentido de que podría haber terceros que utilicen esta información de forma discriminatoria, como por ejemplo para que te puedan contratar o no en un trabajo. Y ahora que se está planteando que en algunos establecimientos esa información se facilite para acceder, es un riesgo que esa información se utilice no solamente para el control de accesos y movimientos, sino con otros fines", agrega.
En ese contexto, la Agencia Española de Protección de Datos ha pedido a Canarias y a Galicia información sobre el uso del certificado para comprobar su legalidad. "Las autoridades europeas de protección de datos hemos expresado nuestra preocupación por la utilización de certificados dentro de los Estados para finalidades tales como el acceso a tiendas, restaurantes o gimnasios, así como su uso en otros contextos como el laboral", ha señalado el organismo, que ha mencionado a los colectivos "que no pueden recibir la vacuna por razones médicas o de otro tipo".
¿El certificado sirve para controlar contagios? La única garantía de no transmitir el virus es una prueba PCR negativa reciente
¿Es una medida útil? Los expertos han recordado reiteradamente que aunque es menos frecuente, es posible contagiarse y contagiar estando vacunado, como lo indica el 5,5% de contagiados con pauta completa en España durante la quinta ola. Frente a la emergencia de la variante delta, los CDC de Estados Unidos han alertado de que la carga viral en vacunados con dos dosis puede ser la misma que en no vacunados, después de estudiar 469 casos en un condado de Massachusetts en julio.
Además, medios estadounidenses revelaron esta semana un informe interno de la agencia que estima que esta variante puede ser tan contagiosa como la varicela. El organismo ha recomendado volver a usar mascarillas en interiores a los vacunados, dando marcha atrás con lo que había anunciado hace mes y medio.
"El pasaporte tiene tres supuestos: la vacunación completa, haber pasado la infección en los últimos seis meses y una PCR negativa en las últimas 72 horas. Bien, los dos primeros están equivocados, porque quieren decir que tienes inmunidad, que estás protegido frente a la enfermedad grave, pero no frente al riesgo de transmitir infección", explica Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).
"Lo único que me da garantía para entrar a un sitio si tengo el pasaporte es una prueba PCR negativa de 72 horas, del resto, nada garantiza que no puedas transmitir el virus", agrega el médico, para quien una herramienta más efectiva de control epidemiológico sería la aplicación Radar COVID. Sin embargo, la app ha tenido una adopción dispar entre las comunidades.
A falta de más evidencia, los datos de los CDC solo vienen a confirmar el gran agujero negro del certificado: que una persona vacunada con pauta completa y contagiada puede moverse sin problemas entre los países dentro de la UE, pero también entrar a bares, restaurantes o museos transmitiendo el virus. Ahí todo dependerá de la responsabilidad individual, como le ocurrió a una profesora italiana vacunada pero infectada. "¿Cuál es su verdadero valor si no se actualiza cuando una persona vacunada se contagia?", preguntaba la mujer en declaraciones al periódico Corriere della Sera, apuntando al flanco más débil del pasaporte.