A pesar de que es el encargado de procesar las señales de dolor procedentes de otras partes del organismo, el propio cerebro, paradójicamente, no experimenta dolor.
Diferentes estudios han llegado a la conclusión de que el estrés afecta negativamente a nuestro cerebro, haciéndolo más pequeño.
Un cerebro adulto consume en un día únicamente entre 250 y 300 kilocalorías, lo que supone una potencia de cerca de 15 vatios para un cerebro de unos 1.300 o 1.400 gramos (el peso medio del cerebro de un humano adulto). La energía que consume el cerebro equivale a dos plátanos grandes. Aunque esto no es mucho, en proporción a nuestro cuerpo sí lo es, ya que en total necesitamos 70 vatios para estar en pleno funcionamiento.
Se estima que el cerebro humano contiene casi 100.000 millones de neuronas. Si las colocáramos en fila india, formarían una línea que mediría la friolera de 1.000 kilómetros. Además, se sabe que el cerebro sigue generando neuronas hasta el día de nuestra muerte. El ejercicio físico estimula la creación de neuronas.
Los bebés desconectan los enlaces neuronales que no necesitan, es decir, desechan aquellas conexiones que no utilizan en sus dos primeros años de vida. Mientras tanto, se sabe que durante la adolescencia el ser humano cambia no solo de aspecto físico, sino también de forma de pensar, porque la estructura del cerebro cambia por completo.
Cuando el resto del cuerpo disminuye su actividad, que alcanza un nivel mínimo durante las horas de sueño, el cerebro incrementa la suya, de manera que incluso es mayor cuando dormimos que cuando estamos despiertos. Eso sí, la actividad desarrollada durante la vigilia y la que tiene lugar durante el sueño se origina en lugares distintos del cerebro. Y lo que es más sorprendente: el cerebro es más creativo cuando está cansado.
No es ningún secreto que hombres y mujeres somos diferentes, pero los cerebros masculinos y femeninos también funcionan de manera distinta. De hecho, hombres y mujeres se orientan de manera distinta en el espacio, y una mujer necesita más referencias en un trayecto. Por ejemplo, mientras que la mayoría de hombres hablarán de girar a la derecha a 500 metros y a la izquierda a los 1.000, en general las mujeres preferirán girar a la derecha a la altura de la casa roja y a la izquierda donde hay un puesto de flores.
Las neuronas en el cerebro están dispuestas de varias formas diferentes, y la información viaja a través de ellas a distintas velocidades. Esta es la razón por la que a veces podemos acceder instantáneamente a algo almacenado en el cerebro, mientras que en otras ocasiones necesitamos un poco más de tiempo para recordar.
A medida que el cerebro envejece, le resulta más fácil controlar las emociones y digiere mucho mejor los pensamientos negativos, por lo que con el paso del tiempo nos permite sentirnos más felices.
Cuanto más inteligente es una persona, más sueña. Un elevado cociente intelectual, además, puede incluso combatir las enfermedades mentales; e incluso existen casos de personas que son más inteligentes cuando duermen que cuando están despiertas.