La ministra de Política Territoria, Meritxel Batet ha anunciado ante los medios que "se ha ofrecido un espacio de acogida para facilitar el impacto" que ha tenido en los centros de menores la llegada de menores marroquíes a Cataluña, que ya en agosto superaba al total del año pasado.
El edificio que ofrece el Gobierno Central para acoger a los menores extranjeros no acompañados (MENA) es una vieja imprenta, que iba a ser subastada. No obstante, desde la Generalitat advierten de que esto no es una solución ya que deberá pasar por una rehabilitación para poder acoger a los menores y esto llevará, al menos, un mes de trabajo. Mientras, duermen en las salas de espera de las comisarías de Barcelona, Tarragona y Figueras.
El conseller de Interior de la Generalitat, Miquel Buch, ha reconocido la situación de estos menores abandonados a su suerte: "Son menores no acompañados, no son delincuentes. Los identificamos y en un momento determinado tienen que volver a un espacio donde se garantice la salubridad, la salud, las condiciones para un menor... Las comisarías de los Mossos d'Esquadra no están preparadas para estas situaciones".
Los chicos son trasladados de un lugar a otro porque nadie tiene medios para darles el cobijo y cubrir sus necesidades. En este sentido, Buch subraya que la situación se ha producido de "manera muy excepcional" pero que no debe convertirse en la norma y que se tienen que encontrar otros espacios para acogerles.
"Lo que ha pasado es que estamos sobredimensionados. Son muchas más personas que espacios que tenemos", ha indicado Buch y ha agregado que, junto a Andalucía y al País Vasco, Catalunya está saturada en la recepción de estos menores, por lo que ha defendido que se debe encontrar una solución.
"Tenemos que ir de la mano todo el Govern, incluso todo el país, puesto que hay muchas entidades que nos ayudan y que están haciendo un magnífico trabajo", ha sostenido el conseller. Colau ya ha dicho que hay que arreglar esta situación porque la situación es cuando menos indignante.
También, Inma Viudes, portavoz del Sindicato Sap Mossos denuncia la inacción de la Direcció General d’Atenció a la Infància i l’Adolescència (DGAIA) aunque también reconoce que los menores llegan con un billete de bus que alguien les paga, desde otras zonas de España como Madrid y Andalucía, donde los centros también están colapsados. "No son menores delincuentes ni adictos a la cola, son menores desamparados que acuden espontáneamente a las comisarias. Ellos les dan un bocadillo, les dejan dormir ahí e intentan llevarlos a algún centro".
Los menores por su parte, aseguran que no tienen ni "ropa, ni camisetas, ni ducha". Otros, que aseguran que llevan cuatro meses durmiendo en la calle, en un cartón, con "frío y hambre", se muestran agradecidos. Explican que la comida que compran los propios agentes es "muy buena" y "los mossos son muy buenos".
Otros centros abarrotados
Una solución mejor que dormir a la interperie, pero que no siempre es sinónimo de buenas condiciones. En muchas ocasiones, los menores se ven obligados a dormir hacinados, incluso, en los centros. De hecho, el de Hortaleza, en Madrid, denuncian los educadores que está saturado. Los niños duermen con colchones en el suelo, no tienen ropa y hacen turnos para comer.
En el centro, les hacen una primera evaluación para calcular su edad, les dan cobijo y comida, intentan conocer su situación y decidir cómo ayudarles en el futuro. Tienen dos clases abarrotadas para impartir clases. No obstante, la mayoría prefiere pasar el tiempo merodeando por las calles, ya que es un centro abierto y nadie les obliga a permanecer en el interior. Están desprotegidos y muchos acaban delinquiendo ante la falta de salidas.