El Corte Inglés de la calle Joaquín Sorolla de Valencia recibía entre aplausos a la clientela. El director del centro no podía disimular su emoción. La mejor bienvenida posible a la nueva normalidad.
Del mismo modo, los centros comerciales de todas las provincias que se encuentren en fase 2 pueden abrir sus puertas reforzando las medidas de seguridad frente al coronavirus, con un aforo limitado, colocación de dispensadores de gel hidroalcohólico y el uso obligatorio de mascarillas y guantes.
Las superficies han implantado las máximas medidas de seguridad tanto para sus empleados como para sus clientes para que los centros y oficinas sean seguros y confiables. Además de gel hidroalcohólico a la entrada y en diversos lugares del establecimiento, se han instalado vinilos en el suelo recordando la necesidad de guardar la distancia personal de dos metros, así como mamparas biológicas en cajas, puntos de información y mostradores con el fin de propiciar el distanciamiento entre las personas.
También ha instalado cartelería informando de los espacios, escaleras y accesos modificados temporalmente. El uso de ascensores es para personas con movilidad reducida, con carritos de bebé o con carros de compra, y se limita el número de ocupantes a una persona por cada 2 m2 de superficie útil en la cabina.
Asimismo, hay indicadores en los centros comerciales para informar en caso de que el aforo del recinto o de la planta alcancen el máximo admisible, y personal de seguridad realiza conteos periódicos de la ocupación de cada planta y sección, regulando los accesos si es necesario.
Por su parte, los productos devueltos son sometidos a higienización mediante centros de planchado de vapor, exposición a luz ultravioleta-C, u otras fórmulas válidas, debidamente acreditadas; mientras que las bolsas en las que el cliente devuelve las prendas son destruidas y las perchas desinfectadas.
En los probadores se mantienen las distancias de 2 metros, por lo que no hay probadores contiguos abiertos, y se organiza el espacio para formar una cola ordenada con distancia de 2 metros. Además, un empleado permanente controla entradas y salidas limpiando cada cabina tras su uso; todas las superficies de pavimento y paredes son lisas y de fácil limpieza y desinfección.
Las prendas utilizadas en el probador y no vendidas son sometidas a una higienización mediante vapor, exposición a luz ultravioleta-C, u otras fórmulas válidas y debidamente acreditadas. Además, es obligatorio el uso de protectores para calzado y sombreros cuando se desean probar, así como fundas desechables en colchones y sofás siendo necesaria su limpieza periódicamente.
En perfumería, los productos, no se prueban directamente sobre el cliente y los expositores de muestras estarán protegidos. Por otra parte, en joyería y gafas de sol, se limpia el producto cada vez que un cliente se lo prueba.
El servicio de limpieza realiza una desinfección diaria de suelos y superficies de contacto de mostradores, líneas de caja, TPVs, carros, grifos, asientos y probadores, tanto con el centro comercial abierto como cerrado. Los lapiceros de firma se limpian tras cada uso, así como los productos de exposición (TV, informática, deportes, etc.). En los aseos hay una persona permanente que controla el acceso limitado y la limpieza después de cada uso.
Además, en esta fase se abre al interior de los bares y restaurantes con la mitad de aforo y sin barra. La respuesta está siendo estupenda pero aún es pronto para decir si conseguirán remontar: se estiman pérdidas en 4.000 de euros en el sector en estos meses de confinamiento.